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Por: John MacArthur.
Este artículo forma parte de la serie: La Gloria del Cielo
¿Seguiré casado con la misma mujer en el cielo?». Pero lo que implícitamente quiere decir la mayoría es: «No quisiera perder la relación que tengo con mi mujer; no me puedo imaginar en el cielo sin estar casado con ella» (aunque puede que algunos tengan la secreta esperanza de que no sea así; ¡no estoy del todo seguro de por qué me pregunta tanta gente lo mismo!).
La Biblia tiene respuestas específicas para ese tipo de preguntas. Esto es lo que Pablo dijo, por ejemplo, sobre el tema del matrimonio y la familia:
Pero esto os digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia [en griego «esquema»] de este mundo se pasa. 1 Corintios 7:29-31
El Apóstol hace un recuento de las cosas que pasan: el matrimonio, el llanto, la alegría terrenal y las posesiones. Todos los esquemas de este mundo pasan. La palabra esquema se refiere a las modas, a los modos de vida y a la manera de hacer las cosas.
Lo que Pablo pretende decir es que deberíamos aprovecharnos de lo que la vida nos da, pero sin dejarnos absorber por ella, ya que todo lo que comprende forma parte de un esquema temporal. Aunque los privilegios del matrimonio son maravillosos y las responsabilidades que deriva enormes, no debemos permitir que el matrimonio sea para nosotros una excusa para no servir a Dios, hacer tesoros en el cielo o poner la mira en las cosas de arriba.
Aun así, Pablo no está poniendo en duda la legitimidad de las bendiciones de la tierra como por ejemplo el matrimonio, los sentimientos propios de las personas, o las propiedades terrenales. Simplemente deja claro que no deberíamos permitir que los sentimientos y las posesiones nos controlen hasta el punto de provocar que nos quedemos enredados en este mundo pasajero.
El matrimonio y las demás circunstancias propias de esta vida pueden interferir a veces en las cuestiones más importantes, las cuestiones eternas. Pablo escribió en su día que «el soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer» (1 Co. 7:32-33). Así que, si puedes seguir soltero, hazlo. Concéntrate en las cosas del Señor, ya que el matrimonio sólo es algo temporal.
Y si ya estás casado, lo que hemos dicho no implica que debas actuar con indiferencia hacia tu matrimonio. La Biblia subraya en demasiados lugares la importancia del matrimonio como para no tenerlo en cuenta y exhorta a maridos y mujeres a que honren a Dios a través de su relación mutua. Este pasaje simplemente recalca la naturaleza temporal del matrimonio. Los esposos son herederos conjuntos de la gracia que esta vida produce (cp. 1 P. 3:7), sin embargo, la institución que representa el matrimonio pasará. Las características de la vida eterna son muy superiores.
El mismo Jesús enseñó que el matrimonio era sólo una institución temporal. En Mateo capítulo 22 se relata un incidente que se produjo cuando algunos saduceos se acercaron a Él para intentar hacerle caer en una trampa. Estaban discutiendo con los fariseos, quienes afirmaban que después de la resurrección todos íbamos a tener el mismo parentesco que en la tierra. Creían que los maridos seguirían casados con las mujeres que tenían en la tierra y que tendrían la misma familia para toda la eternidad. Los saduceos querían que Jesús tomase partido en la cuestión, de manera que le plantearon a Jesús un dilema moral absurdo tomando como base la ideología de los fariseos.
Le preguntaron: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, levantará descendencia a su hermano (v. 24). (En efecto, ese era el principio mosaico que se nos enseña en Deuteronomio capítulo 25, y que estaba pensado para proteger la herencia de las líneas de descendencia.) Le estaban presentando a Jesús un suceso hipotético:
«Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? vv. 25-28
La respuesta de Jesús vino en forma de reprimenda, porque los saduceos habían pasado por alto lo que decían las Escrituras: «Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles de Dios en el cielo» (vv. 29-30).
Eso es lo mismo que decir que los ángeles no pueden procrear. Tampoco será posible en el cielo. Toda razón de existir del matrimonio desaparecerá. Aquí, en la tierra, el hombre necesita quien le ayude, la mujer necesita un protector, y Dios los ha creado a ambos de modo que puedan tener hijos. En el cielo, el hombre ya no necesitará quien le ayude porque será perfecto, y la mujer no precisará protector porque también será perfecta, y el número de habitantes del cielo no variará. Por lo tanto, el matrimonio se convertirá en una institución innecesaria.
Algunas personas piensan que la respuesta de Jesús a los saduceos implica que en el cielo seremos asexuales. Pero esa no tiene por qué ser la conclusión correcta. En ningún lugar de la Biblia se dice que no vayamos a tener sexo en el cielo. Lo que sí está claro es que Jesús aparentaba haberse vuelto andrógino una vez resucitado. Cuando María lo vio tras la resurrección pensó se trataba del hortelano, y le llamó: Señor» (Jn. 20:15). Otros, en cambio, sí le reconocieron. Nuestro sexo es parte de nuestra identidad; la Biblia en ningún lugar sugiere que los hombres vayamos a dejar de ser hombres y las mujeres de ser mujeres. Pero eso no quita el que la gente deje de casarse y de darse en casamiento. El matrimonio, como institución, desaparecerá.
¿Y qué se supone que debemos pensar de todo esto los maridos «felizmente casados»? Yo quiero a mi mujer. Es mi mejor amiga y mi compañera más querida en cada aspecto de la vida. Si piensas lo mismo de tu mujer ¡no te desesperes!, porque el compañerismo eterno que gozarás en el cielo rebasará con creces en perfección los afectos de este mundo. La diferencia radica en que tendrás la misma perfecta relación con todos los habitantes del cielo. Si te parece maravilloso tener una relación tan profunda con tu esposa, ¡imagina lo que debe ser tener una unión así con todas las personas que vivan en la expansión de los cielos! ¡Y para siempre!
Extracto del libro «La Gloria del cielo» escrito por John MacArthur.
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Buen día. Nunca logré salir embarazada. Ya a mís 55 años no tengo opción de tenerlo. En el cielo existe la posibilidad de ser Madre alguna vez? Solo siento curiosidad. Pues nada de ello hoy me hace daño. Lo acepté .. y no sufro x ello. Aunque me encantan los niños. BENDICIONES ♥️ A Dios Agradezco x todo..
Pregunta:
Puede un cristiano al morir ser cremado?
Oye siento que. Muchas respuestas algo. Que no sabía soy viuda
Gracias por la explicación, Dios muy clara, acerca de la vida futura. Bendiciones.