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Por Teología Sana.

En la historia de la Iglesia Católica, el Papa Inocencio IV desempeñó un papel significativo durante el siglo XIII. Sin embargo, su legado está marcado por una criminal bula papal conocida como «Ad extirpand». Esta bula, emitida en 1252, permitió y justificó el uso de la tortura y la violencia por parte de los inquisidores en la persecución de los que Roma acusaba de herejes. En este artículo, exploraremos brevemente la vida de Inocencio IV, el contexto en el que se emitió la bula y algunas de las acciones llevadas a cabo por los inquisidores.

1. Vida y Papado de Inocencio IV

De nombre Sinibaldo dei Fieschi, se formó en Parma y Bolonia, siendo profesor de derecho canónico en esta última ciudad. El 23 de septiembre de 1227 fue nombrado cardenal presbítero de San Lorenzo en Lucina; el 28 de julio de 1228, vicecanciller de Roma, en 1235 Obispo de Albenga​ y legado en el norte de Italia y, finalmente, elegido Papa el 25 de junio de 1243 tras casi dos años con la sede vacante por la muerte de Celestino IV.

Inocencio IV, cuyo nombre era Sinibaldo Fieschi, nació en Génova en 1195. Fue elegido Papa en 1243 y su papado se extendió hasta su muerte en 1254. Durante su pontificado, se enfrentó a desafíos políticos y religiosos, incluyendo el conflicto con el emperador Federico II y la expansión del poder de la Inquisición.

Fue el primer papa en decretar la muerte de los herejes relapsos, es decir, de aquellos que se resistían a abjurar de sus posiciones teológicas contrarias a las profesadas por la sede romana.

2. Contexto histórico y la bula «Ad extirpand»

En el siglo XIII, la Iglesia Católica estaba lidiando con el crecimiento de movimientos considerados por ellos como heréticos, como los cátaros y los valdenses. Inocencio IV emitió la bula «Ad extirpand» como una respuesta a la amenaza percibida por estos grupos. La bula autorizaba el uso de la tortura como medio para obtener confesiones de herejía y justificaba la violencia contra los herejes.

La bula Ad extirpanda fue promulgada por el papa Inocencio IV el 15 de mayo de 1252, siendo posteriormente confirmada por Alejandro IV el 30 de noviembre de 1259, y por Clemente IV el 3 de noviembre de 1265. En ella, dado que desde tiempos de Inocencio III la herejía era considerada un crimen de lesa majestad, se autorizaba a la Inquisición pontificia el uso de la tortura como medio confesional para obtener la legitimación de los herejes.1

Originariamente, los inquisidores no estuvieron autorizados a utilizar la tortura contra los herejes, pero en la constitución Ad extirpanda se decía:2

Además, el funcionario o Rector debe obtener de todos los heréticos que ha capturado una confesión por la tortura sin dañar el cuerpo o causar peligro de muerte, pues son, en verdad ladrones y asesinos de almas y apóstatas de los sacramentos de Dios y de la fe cristiana. Deben confesar sus errores y acusar a otros heréticos que conozcan, así como a sus cómplices, encubridores, correligionarios y defensores, así como se obliga a los granujas y ladrones de bienes mundanos a delatar a sus cómplices y confesar los males que han perpetrado.

3. Acciones de los inquisidores

Bajo la autoridad de la bula «Ad extirpand», los inquisidores llevaron a cabo una serie de acciones que generaron controversia y sufrimiento. Algunas de estas acciones incluyeron:

Interrogatorios y torturas: Los inquisidores utilizaban prácticas brutales de interrogatorio y tortura para obtener confesiones de herejía. Esto incluía métodos como la rueda, el potro y la hoguera, con el objetivo de obligar a los acusados a admitir sus supuestos delitos.

Quema de herejes en la hoguera: Muchos herejes fueron condenados a muerte y quemados en la hoguera como resultado de los juicios llevados a cabo por los inquisidores. Estas ejecuciones públicas tenían como objetivo disuadir a otros de seguir las creencias consideradas heréticas.

Confiscación de bienes: Además de las penas físicas, los inquisidores confiscaban los bienes de aquellos condenados por herejía. Esto les permitía no solo castigar a los herejes, sino también obtener beneficios económicos para la Iglesia y los Estados.

La bula «Ad extirpand» y las acciones de los inquisidores bajo el papado de Inocencio IV representan un capítulo oscuro y criminal en la historia de la Iglesia Católica. Como creyentes, debemos comprometernos a vivir los principios de amor, compasión y justicia que Jesucristo nos enseñó, y rechazar cualquier forma de violencia o persecución religiosa. La historia nos muestra las consecuencias devastadoras de la intolerancia y la falta de respeto de la Iglesia Católica por la dignidad humana

1.  «Enciclopedia Católica» (en inglés).

2. Peters, Edward (1987). La tortura. Madrid: Alianza Editorial  p. 96-97.

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Un comentario en «Inocencio IV el Papa que autorizó en el siglo XIII para perseguir y torturar a los “herejes”»

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