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Por: Paul Washer

Este artículo forma parte de la serie: «Los medios esenciales de gracia»

El término «iglesia» se refiere a un cuerpo local visible de creyentes, comprometidos unos con otros, pastoreados por hombres calificados como ancianos 1, servidos por diáconos calificados bíblicamente ,2 dedicados a la exposición bíblica y la oración, respetando las ordenanzas y practicando la disciplina eclesial. Una iglesia local no es sinónimo de un estudio bíblico semanal, un ministerio paraeclesiástico o la acción de escuchar a nuestros predicadores favoritos en Internet. Esta distinción es importante porque muchos creen que están obedeciendo el mandato de congregarse a través de comunidades informales que pueden ser útiles, pero no sustituyen el plan no negociable de comunidad de Dios en una iglesia bíblica local.

El camino hacia una mayor madurez y utilidad cristiana es difícil. Sin embargo, la dificultad se vuelve casi una imposibilidad cuando buscamos crecer y perseverar en la fe fuera del contexto de una iglesia local visible y una relación real con los ancianos que gobiernan, enseñan, pastorean y guían. Por esta razón, no solo es útil, sino absolutamente esencial que trabajemos en nuestra salvación en el contexto de una iglesia local y sus ancianos que conocen nuestro nombre y velan por nuestra vida. Por eso, el escritor de Hebreos advierte: «Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió. Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca» (Heb 10:23-25).

Hoy en día, hay motivos para lamentar la escasez de iglesias bíblicas con las características mencionadas anteriormente, pastoreadas por calificados como ancianos, servidas por hombres diáconos calificados bíblicamente, dedicados a la exposición y oración bíblica, aferrándose a las ordenanzas y practicando la disciplina eclesial. Sin embargo, también debemos tener cuidado de no ser críticos y severos, y exigir que una iglesia sea perfecta colectivamente mientras nosotros seguimos siendo imperfectos como individuos. Un vistazo momentáneo a nosotros mismos en el espejo de la Palabra de Dios revelará una larga serie de imperfecciones y una larga lista de «cosas por hacer». Por esta razón y muchas otras, debemos tener cuidado de no exigir a la iglesia lo que nosotros mismos no hemos logrado en nuestra vida personal. No debemos exigir una iglesia perfecta, sino que debemos buscar una cuyos ancianos y congregación estén creciendo en su conocimiento del estándar de Dios y esforzándose por alcanzar esa meta.

1. 1 Timoteo 3: 1-7; Tito 1: 5 -9

2. 1 Timoteo 3: 8: 13


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2 comentarios en «¿Cómo y dónde encontrar una iglesia de sana doctrina? – Paul Washer»
  1. Buen día, hermanos, pasa que hay iglesias donde la sana doctrina no existe, son movidos por sus costumbres y tradiciones denominacionales, y se hace difícil lograr estar en un lugar donde la herejía es el pan diario…

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