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Por: Paul Washer

Este artículo forma parte de la serie: «Los medios esenciales de gracia»

En segundo lugar, nos volvemos sensibles a nuestro pecado y necesidad de arrepentimiento conforme vivimos nuestra vida cristiana en comunión con creyentes genuinos en una iglesia local visible. Esta generación con frecuencia ignora incluso descuida esto. Sin embargo, es absolutamente esencial. Dios ha determinado que cada creyente debe crecer en el contexto de ancianos piadosos, maestros fieles y la comunión de los santos.

El Antiguo Testamento afirma: «El hierro con hierro se afila, y un hombre aguza a otro» (Prov 27:17). El Nuevo Testamento es aún más explícito. El apóstol Pablo escribe que una de las principales tareas de los ministros de Cristo es «predicar la palabra. Insistir a tiempo y fuera de tiempo. Amonestar, reprender, exhortar con mucha paciencia e instrucción» (2Ti 4:2). Este tipo de ministerio no se limita a los ministros de Cristo, sino que se extiende a toda la congregación.

Nuevamente, Pablo escribe a la iglesia en Colosas: «Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales» (Col 3:16). Con esto el escritor de Hebreos concuerda: «Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió. Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca» (Heb 10:23-25).

Si nos aferramos a la inspiración, la infalibilidad y la suficiencia de las Escrituras, no podemos considerar ni por un solo momento que podemos vivir la vida cristiana en su plenitud o alcanzar la madurez que le agrada a Dios fuera de nuestra participación constante y práctica en una iglesia bíblica local. Allí encontraremos motivación para seguir adelante, dirección sobre la forma en que debemos caminar, corrección cuando nos hemos equivocado o desviado y disciplina en caso de que nuestro corazón se haya endurecido y estemos siendo tercos. Si no puedes encontrar esto en tu iglesia, ¡entonces tu iglesia simplemente no es bíblica!

Puede leer las demás partes de este artículo: HACIENDO CLIC AQUÍ.

Tomado del libro «Los medios esenciales de la gracia«, de Paul Washer.


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Un comentario en «Las marcas del verdadero arrepentimiento (Parte 4) – Paul Washer.»
  1. Tienen razón , pero el mayor problema es que los creyentes jenuinos estamos sentados en una iglesia biblica y nos quedamos cómodos siguiendo la rutina eclesiástica y no crecemos ,nos quedamos esquivando el mandamiento de amar al prójimo,de crecer, evangelio llevar a las personas etcétera, en otras palabras no crecemos espiritualmente y eso es tristeza aún estando en una iglesia biblica, por qué los que dirán,en el juicio en tu nombre… etcétera isieron algo aún que no los conocía Jesus pero se perdieron por qué no heran salvos realmente, pero los que si la mayoría y me incluyo no hacemos nada yaves lo ra de despertar de este terrible sueño y crecer.bendiciones

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