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Por: Paul Washer

Este artículo forma parte de la serie: «Los medios esenciales de gracia»

En el Nuevo Testamento, la palabra «arrepentirse» con frecuencia es traducida del verbo en griego metanoéo, que está compuesto a partir del verbo noéo (percibir o entender) y la preposición que meta denota cambio. Por lo tanto, el arrepentimiento implica un cambio radical en la percepción de las cosas o en la visión de la realidad misma. En las Escrituras, este cambio de mentalidad no se limita al intelecto, sino que tiene un efecto igualmente radical sobre las emociones y la voluntad.

Un término en hebreo que añade a nuestro entendimiento del arrepentimiento es el verbo nacham. Se deriva de una raíz que refleja la idea de «respirar profundo», comunicando la manifestación física de los sentimientos personales, tales como la tristeza, el remordimiento o el arrepentimiento.¹ Por lo tanto, el arrepentimiento bíblico no solo implica un cambio de mentalidad con respecto al pecado, sino también un genuino pesar por el pecado.

La más mínima y verdadera comprensión de nuestra naturaleza pecaminosa y la culpa darán lugar a una tristeza genuina, vergüenza e incluso un sano odio o aversión a nuestro pecado y nuestra carne. Esdras, el escriba, declaró que estaba «avergonzado y confuso para poder levantar» su rostro a Dios a causa de los pecados de Israel (Esd 9:5-6). El profeta Jeremías clamó: «Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra humillación, porque hemos pecado contra el SEÑOR nuestro Dios» (Jer 3:25). El profeta Ezequiel incluso fue tan atrevido como para declarar que cuando el Israel desobediente finalmente reconociera la naturaleza abominable de su pecado contra el Señor, se aborrecería a sí mismo por todas las iniquidades que había cometido (Ez 20:43). Finalmente, escribiendo a los creyentes en Roma, el apóstol Pablo señaló que aún estaban avergonzados por las cosas que habían hecho antes de su conversión (Ro 6:21). Dicha conversación parece fuera de lugar en un mundo y una comunidad evangélica que están invadidos por la psicología de la autoestima. Sin embargo, la tristeza, la vergüenza y el odio a uno mismo son verdades bíblicas y una parte esencial del arrepentimiento genuino en ambos Testamentos.

Puede leer las demás partes de este artículo: HACIENDO CLIC AQUÍ.

1 Theological Workbook of the Old Testament [Libro de trabajo teológi co del Antiguo Testameto], R. Laird Harris, Gleason L. Archer, Jr.. Bruce K. Waltke (Chicago: Moody, 1980), 2:570

Tomado del libro «Los medios esenciales de la gracia«, de Paul Washer.

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2 comentarios en «Las marcas del verdadero arrepentimiento (Parte 1) – Paul Washer.»
  1. Arrepentimiento de que hemos pecado reconocer que somos pecadores y que solos no podemos avanzar necesitamos a Cristo Jesus en nuestras vidas amén

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