No olvides compartir con tus amigos ....

Por: J.C. Ryle

Leer: Mateo 20:24–28

La muerte de Cristo fue un sacrificio expiatorio por el pecado. ¿Qué dice la Escritura? “El Hijo del Hombre […] vino […] para dar su vida en rescate por muchos”.

Esta es la verdad más grandiosa de la Biblia. Asegurémonos de que la hemos asido firmemente, y no la soltemos jamás. Nuestro Señor Jesucristo no murió meramente como un mártir, ni como un magnífico ejemplo de sacrificio y abnegación: quienes no ven más que esto en su muerte, no están ni remotamente cerca de la Verdad; no se dan cuenta de cuál es la mismísima piedra angular del cristianismo, y se quedan sin conocer el consuelo del Evangelio. Cristo murió como un sacrificio por el pecado del hombre; murió para expiar la iniquidad humana; murió para limpiarnos de nuestros pecados mediante la ofrenda de sí mismo; murió para redimirnos de la maldición que todos merecíamos, y para satisfacer la justicia de Dios, que de otro modo nos habría tenido que condenar. ¡No olvidemos esto nunca!

Todos somos, por naturaleza, deudores. Le debemos a nuestro santo Creador 10 000 talentos, y no tenemos con qué pagar. No podemos expiar nuestras propias transgresiones, pues somos débiles y frágiles, y no hacemos sino acrecentar nuestra deuda cada día que pasa. Pero, ¡alabado sea Dios!, lo que nosotros no podíamos hacer, Cristo vino al mundo a hacerlo por nosotros; la deuda que nosotros no podíamos pagar, Él se hizo cargo de ella: para pagarla, murió por nosotros en la Cruz. “Se ofreció a sí mismo […] a Dios” (Hebreos 9:14). “Padeció […] por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). ¡Una vez más, no olvidemos esto nunca!

No dejemos este pasaje sin antes preguntarnos: ¿Dónde está nuestra humildad? ¿Cuál es nuestro concepto de la verdadera grandeza? ¿Cuál es nuestro ejemplo? ¿Cuál es nuestra esperanza? La vida, y vida eterna, depende de la respuesta que demos a estas preguntas. Dichoso el hombre que de veras es humilde, y se esfuerza por hacer el bien en el mundo que le toca vivir, que anda en los pasos de Jesús, y deposita toda su esperanza en el rescate que la sangre de Cristo ha pagado por él. ¡Ese hombre es un auténtico cristiano!

*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.


Puedes seguirnos en WhatsAppFacebookTelegram Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *