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Por: Martyn Lloyd Jones

Ya he resucitado con Él espiritualmente, pero todavía voy a resucitar con Él en un sentido físico y literal. “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida…” (vv. 22-23) y luego, todos los demás. La realidad de la resurrección de Cristo, es un anuncio y una proclamación cierta y absoluta de que tú y yo, y todas las personas, resucitaremos, igualmente, de la tumba en el cuerpo. El Apóstol explica cómo sucede todo esto en la última parte de este gran capítulo —léanlo ustedes mismos, todo está allí—. “Todos seremos transformados” (v. 51). No será de carne y sangre. Habrá un cambio en “un abrir y cerrar de ojos”. Pero todos vamos a resucitar como el Señor Jesucristo cuando se levantó de la tumba en esa tercera mañana. Habrá algunas personas que queden en la tierra cuando el Señor venga y serán transformadas; se trata de lo mismo.

Pero, ¿qué significa todo esto? Permíteme decirte lo que dice la Escritura y verás su significado en el asunto de nuestra santificación, y en el asunto de nuestra vida diaria. Lo que sí sé es que todos compareceremos ante el trono del juicio de Cristo y daremos cuenta de las obras hechas en el cuerpo, sean buenas o malas. Y permítanme recordarles, pueblo cristiano, que eso es cierto para ustedes y para mí. Cada uno de nosotros, que es cristiano, tendrá que comparecer ante ese trono y rendir cuentas. Pero ahora, vean el significado de la doctrina de la resurrección… Un hombre que se da cuenta cada día de su vida que tiene que presentarse ante Cristo y rendir cuentas, es un hombre que muy pronto va a prestar atención a la manera en que está viviendo.

Todos compareceremos ante Él y, no solo eso, sino que leemos en 1 Juan 3:2 que “le veremos tal como él es”. ¡Qué tremendo pensamiento es ese! Aquí en la tierra, hemos pasado nuestro tiempo leyendo sobre Él, pensando y meditando acerca de Él, pero entonces, lo veremos tal como Él es. “Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara” (1 Co. 13:12). ¿Te das cuenta de eso? Es la resurrección la que te dice eso —su Resurrección, tu resurrección—. Además, la siguiente frase en 1 Juan 3:2, nos dice que seremos semejantes a Él. Pablo dice aquí en 1 Corintios 15:53 que seremos incorruptibles: “Es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción” y, en Filipenses 3:21, nos dice que el Señor regresará y que Él “transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. Mi propio cuerpo será transformado; seré incorruptible; seré glorificado; seré semejante a Él, incluso, en mi cuerpo. ¡Qué pensamiento tan asombroso!

Y más allá de todo eso, estas Escrituras nos dicen que pasaremos nuestra eternidad en su gloriosa presencia. Estaremos con Él —con Dios, con Cristo, con el Espíritu Santo— con los espíritus de los justos perfeccionados, con los santos ángeles. Porque resucitaremos, seguiremos adelante y pasaremos nuestra eternidad en esa gloria indescriptible. Eso es lo que la Escritura nos dice que es el significado y el sentido de esta doctrina de la resurrección.

*David Martyn Lloyd-Jones (1899-1981): Autor y predicador expositivo galés, nacido en Cardiff, Gales, Reino Unido.


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Un comentario en «¿Cómo será nuestro cuerpo glorificado? – Martyn Lloyd Jones»
  1. Bueno es Dios en gran manera
    Nuestros cuerpos seran como los de Adan y Eva antes del pecado…eran cuerpos glorifacados…

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