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Por: Jonathan Edwards

Este artículo forma parte de la serie: «365 días con Jonathan Edwards«

«No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo ser mi pueblo, y tu Dios mi Dios» (Rut 1:16).

Cuando aquellos con los que hemos tenido trato en el pasado se vuelven a Dios y se unen a su pueblo, debemos tener la firme determinación de no dejarlos, sino que su pueblo será nuestro pueblo y su Dios será nuestro Dios. A veces sucede que algunos de quienes han mantenido una relación, que han vivido juntos como vecinos y que con frecuencia han sido compañeros, y que han vivido juntos en tinieblas, en cautiverio y desdicha, al servicio de Satanás, reciben la luz, se les hace ver el gran mal del pecado y sus corazones se dirigen a Dios.

El Espíritu Santo de Dios influye en ellos para que abandonen la compañía de quienes se encuentran del lado de Satanás y pasen a frecuentar la bendita compañía de quienes están con Jesucristo. Se les induce a abandonar los tabernáculos de maldad, a vivir en la tierra de rectitud con el pueblo de Dios. A veces, tal cosa supone una separación o una ruptura definitiva entre ellos y aquellos con los que antaño se relacionaban. Puede que no sea una separación formal, que sigan manteniendo cierto trato. Sin embargo, en otros sentidos, se alejan grandemente. Uno es hijo de Dios, mientras que el otro es enemigo suyo. Uno es desdichado, mientras que el otro vive felizmente. Ya no están unidos en aspectos en los que solían coincidir. Es triste cuando algunos que antes mantenían comunión en el pecado acuden a Dios y pasan a formar parte de su pueblo se separan de sus antiguos compañeros y conocidos. Debemos tener la firme e inflexible determinación de que no haya separación, sino que los seguiremos, que su pueblo será nuestro pueblo y que su Dios será nuestro Dios.

(De Ruth’s Resolution», p. 665). Citado en «365 días con Jonathan Edwards«, lecturas seleccionadas y editadas por Dustin W. Benge, puedes adquirirlo en este enlace.

*Jonathan Edwards (1703 – 1758). Predicador norteamericano congregacionalista, usado por el Señor en el Gran Despertar ; nacido en East Windsor, Condado de Connecticut, puedes leer más de su biografía en este enlace.

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