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Por: Nancy DeMoss Wolgemuth

Este artículo forma parte del devocional «El lugar apacible«

Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión… Cuando Moisés entraba en el tabernáculo… Jehová hablaba con Moisés (Éx. 33:7, 9).

EL INCIDENTE DEL BECERRO DE ORO al pie del monte Sinaí había creado una grave división en la relación entre Dios y su pueblo. El trabajo de Moisés era mucho más arduo con la separación causada por el pecado. A pesar de dicha separación, del pesado traslado del tabernáculo “lejos, fuera del campamento”, de las increíbles tensiones de su vida como gobernante de una nación, Moisés no dejaba de hacer un alto en lo que estaba haciendo para aventurarse a entrar a la presencia de Dios.

No nos da la impresión de que Moisés estuviera realizando múltiples tareas mientras estaba en el tabernáculo. “La columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés” (Éx. 33:9). Me lo imagino sentado en el borde de su silla prestando su total atención. O tal vez estaba de pie, firme y estático, en total respeto y silencio. Quizás estaba postrado en el suelo delante del Señor. No lo sé.

Pero sí sé que cuando entraba a ese tabernáculo de reunión, no estaba simplemente tachando algo de su lista de asuntos pendientes: “Ya hice mi devocional”; sino que llegaba a ese momento expectante y con la vivencia de un encuentro con Dios.

Podemos hablar todo lo que queremos de nuestra relación con Cristo y de cuánto significa para nosotros. Pero así como los israelitas se paraban a la puerta de su tienda y observaban cómo Moisés entraba y salía del tabernáculo (v. 10), los demás ven lo que realmente valoramos.

Para ser transformados por la presencia de Dios, no debemos conformarnos tan solo con un conocimiento teórico de Dios, o con mantenerlo en la periferia de nuestra vida. Debemos tomar la determinación de salir del bullicio de nuestra vida diaria, para tener comunión con Él, escucharlo y cultivar una relación íntima con Él.

¿Cuánto tiempo permaneces en la presencia del Señor, sin distraerte con las tareas de tu lista de “asuntos pendientes”, correos electrónicos, redes sociales, etc.? ¿En qué momento de las próximas veinticuatro horas puedes apartar tiempo para reunirte con Él?

*Nancy Leigh DeMoss es una autora y predicadora cristiana estadounidense. A la vez es anfitriona de los programas de radio Revive Our Hearts («Aviva Nuestros Corazones«


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