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Por: Paul Washer

¿Por qué Dios ha declarado que algunas cosas son buenas y que otras son malas? ¿La ley de Dios no es más que una colección arbitraria de reglas? ¿Hay una razón detrás de todos estos mandatos y prohibiciones? ¿Cuál es la verdadera esencia o el corazón de la ley? Estas preguntas son muy  importantes, y si hemos de tener un correcto entendimiento de la ley de
Dios debemos reflexionar en ellas con cuidado. Las siguientes declaraciones sirven de ayuda:

1. Dios es el creador autoexistente, sustentador, y Señor de todo. Es correcto que Dios gobierne y juzgue todo lo que Él ha hecho y sustenta. Es justo que Él establezca sus leyes y haga responsables a sus criaturas.

2. Dios es la única base para la moralidad. ¿Por qué se consideran algunas cosas “buenas” y otras cosas “malas”? ¿Cuál es la base para determinar si algo es correcto o incorrecto? La Biblia enseña que Dios es bueno. Todo lo que es como Dios (es decir, que se conforma a su carácter) es “bueno”, y todo lo que no es como Dios (o sea, que contradice o se opone a su carácter) es “malo”. Fuera de Dios, no puede haber ninguna ley, ni definición de correcto o incorrecto, ni ningún estándar para lo bueno, ni para lo malo.

3. Las leyes de Dios son una expresión de quién es Él. Las leyes de Dios no son reglas arbitrarias que Él ha escogido caprichosamente, sino que son un reflejo de su carácter, santidad, justicia, benevolencia, etc. Algunas veces, aun los cristianos hablan de la ley como si fuera una colección de principios eternos y universales independientes de Dios y a los cuales aún Dios mismo está sujeto. Sin embargo, esto no puede estar más lejos de la verdad. Es Dios quien establece la ley la cual es la expresión de su misma naturaleza.

4. La esencia de la ley de Dios es amarle a Él primeramente y amar a los demás como a nosotros mismos. Jesús enseña de una manera clara que este es el centro y el propósito final de la ley divina (Marcos 12:29-31). El conocimiento de que debemos amar a Dios por sobre todas las cosas y a los demás como a nosotros mismos está escrito en el corazón de cada hombre y todas sus implicaciones (es decir, lo que involucra tal amor) están detalladas en las Escrituras en términos claros y específicos (ejemplo, no adorar a ídolos, no robar, no matar, etc.).

Fragmentos extraídos del Libro “Conociendo al Dios vivo” pág. 216 -217


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