Por: Paul D. Tripp.
No seas desalentado hoy. Puedes dejar tus “quizá” y tus “si tan solo” en las manos de Aquel que te ama y gobierna todas las cosas.
Aun si eres una persona de fe o si tienes cierto grado de conocimiento bíblico y teológico, puedes estar seguro de esto: Dios te confundirá. Tu teología solo te dará una habilidad limitada para diseccionar tus experiencias. Habrá momentos en que simplemente no entenderás lo que está sucediendo. Enfrentarás momentos en los que el Dios bueno permitirá cosas en tu vida que no parecen buenas. De hecho, pudieran parecer malas, muy malas.
Ahora, si basas tu fe en tu habilidad de entender completamente tu pasado, presente y futuro, ten por seguro que tus momentos de confusión se convertirán en momentos de debilidad. La realidad es que Dios no nos ha dado solo esas dos opciones— entender todo y descansar en paz o entender poco y ser atormentado en ansiedad. Hay un tercer camino. De hecho, es el camino bíblico. La Biblia nos dice que la paz verdadera se encuentra al descansar en la sabiduría de Aquel que sostiene todos tus “quizá” y tus “si tan solo” en sus manos amorosas. Isaías captura esto con estas palabras de consolación: “Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía” (Isaías 26:3).
Es una paz duradera y real, una paz que no varía con las circunstancias, una paz que no se encuentra al diseccionar tu vida hasta entender todos los componentes que hay en ella. Nunca entenderás todos los componentes, ya que Dios esconde algunos de ellos para tu bien y Su gloria. Entonces, la paz se encuentra solamente al confiar en Aquel que está en control de todas las cosas que tienden a robarte la paz. Él conoce y entiende, Él está en control de lo que aparenta ser caos y nunca descansa de Su trabajo, y nunca está demasiado ocupado.
Necesitas recordar, una y otra vez, que Dios es sabio, amoroso y siempre tiene el control. Esto no ocasionará que tu vida tenga sentido inmediatamente, pero sí que tengas paz en esos momentos que todos enfrentamos en algún punto de nuestra vida, cuando nada tiene sentido.
Para profundizar y ser alentado: Lucas 12:22-34
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