Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Alaba, alma mía, al SEÑOR. Alabaré al SEÑOR toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios. SALMO 146:1-2
Mi convicción ha ido creciendo durante años de que debemos recuperar el concepto de las perfecciones de Dios. Debemos ver de nuevo cuán imponente (asombroso) es Dios, cuán hermoso y cuán perfecto. Y debemos comenzar a predicarlo, cantarlo, escribirlo, promoverlo, hablarlo, contarlo y orarlo hasta que hayamos recapturado el concepto de la majestad, hasta que la conciencia de lo divino vuelva a nuestra religión, hasta que hayamos recuperado la capacidad y el deseo de retirarnos dentro de nuestros propios corazones y adorar a Dios en el silencio de nuestros propios espíritus.
Si continuamos como hasta ahora, extendiendo nuestra deteriorada religión, nuestro debilitado cristianismo, sobre un área más amplia hasta que venga el Señor, el Señor atravesará las nubes y se mostrará majestuoso y maravilloso en el cielo sobre la tierra y bajo el mar, y en todas partes se inclinarán y lo reconocerán como Señor y Rey. Sin embargo, me gustaría ver que lo traigan de vuelta a la Iglesia antes de que llegue esa impresionante hora. Me gustaría que lo supiéramos ahora.
Señor, hace mucho que anhelo ver a tu Iglesia recuperar el sentido de tu majestad. Me comprometo a difundir el conocimiento de tu perfección a esos en mi propia vida. Amén.
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