Por: Josh Buice.
En la alegre cultura actual de crecimiento de la iglesia, se ha olvidado el infierno. Es común escuchar predicaciones sobre cosas que nos hacen felices, temas que nos deleitan y sermones que producen alegría. El infierno no hace nada de eso – y por esa razón, el infierno es a menudo descuidado, pasado por alto y olvidado por muchos pastores. ¿Por qué es esto tan trágico?
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La gente olvida el infierno en busca del éxito
En muchos sentidos, la sofisticada cultura de la iglesia evangélica de hoy está en constante búsqueda del éxito, y el infierno no parece sofisticado ni proporciona éxito. Si la iglesia moderna de hoy funciona con el combustible del pragmatismo, el tema del fuego del infierno debe ser evitado como la peste negra.
Joel Osteen, en una entrevista en una edición especial de Pascua de CBS Sunday Morning dijo: «Ya se sienten suficientemente culpables. No están haciendo lo que deberían, criando a sus hijos; todos podemos encontrar razones. Así que quiero que vengan a Lakewood o a nuestras reuniones y que se sientan animados, que digan: ‘¿Sabes qué? Puede que no sea perfecto, pero estoy avanzando. Lo estoy haciendo mejor’. Y creo que eso te motiva a hacerlo mejor».
En un trágico movimiento hacia ser «felices», personas como Joel Osteen evitan la realidad del infierno y terminan con una alegría temporal que se desvanecerá a su debido tiempo, en lugar de la alegría eterna que está arraigada en la persona y la obra de Jesucristo. Si abrazas a Jesús, debes abrazar también la enseñanza de Jesús sobre el infierno.
Olvidar el mensaje del infierno, disminuye la gloria del cielo
En los últimos días de su vida, cuando se preparaba para dejar este mundo, la predicación de Robert Murray M’Cheyne se hizo más intensa. En sus últimos días, predicó con mayor celo sobre la realidad del infierno. La gloria del cielo estaba ante él, pero nunca pudo escapar a la horrible realidad del infierno para los inconversos. En sus últimos nueve meses, M’Cheyne predicó al menos cuatro sermones sobre el infierno a su propia congregación. Su sermón final desde el púlpito de Andrew Bonar fue descrito como «un sermón tan solemne que uno dijo que era como un toque de trompeta que despertaría a los muertos'».
Una de las razones por las que M’Cheyne predicaba sobre la horrible realidad del infierno se basaba en la gloriosa realidad del cielo. El amor de Cristo y el temor de Dios le obligaron a predicar sobre el tema repetidamente mientras se preparaba para entrar en la gloria. Si todos los que mueren van al cielo, como parece creer nuestra cultura secular, no hay mucha razón para pensar o predicar sobre el tema del infierno.
La vergüenza del infierno avergüenza el verdadero Evangelio
Para nuestra cultura, el infierno es un tema vergonzoso. Considere los términos usados en la Escritura para describir el lugar de condenación:
Mateo 5:22 – «fuego del infierno»
Mateo 8:12 – «tinieblas de afuera» y «llanto y crujir de dientes».
Mateo 22:13 – «tinieblas de afuera» y «lloro y crujir de dientes».
Lucas 13:28 – «lloro y crujir de dientes».
Marcos 9:44-48 – tres veces la Biblia menciona «el gusano no muere» y «el fuego no se apaga.»
Marcos 9:47 – «fuego del infierno»
Apocalipsis 20:14 – «lago de fuego»
Más allá de las referencias específicas al infierno, la Biblia utiliza igualmente otras referencias de manera más indirecta para describir el juicio de Dios sobre los pecadores. Tales referencias incluyen:
Fosa (2 Ped. 2:4).
Caer en las manos del Dios vivo (Heb. 10:31).
Muerte segunda (Apoc. 20:14).
Oscuridad y tinieblas eternas (Judas 13).
Cuando se minimiza el infierno, es necesario minimizar también la cruz. Predicar sobre el sacrificio sustitutivo de Jesús en la cruz sin una sana proclamación de la doctrina del infierno simplemente no tiene sentido. Hace algún tiempo, la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) se puso en contacto con Stuart Townend y Keith Getty con la petición de imprimir una versión alterada del himno «In Christ Alone». Pedían permiso para cambiar el texto de «Hasta que en esa cruz como Jesús murió/la ira de Dios fue satisfecha» a «Hasta que en esa cruz como Jesús murió/el amor de Dios fue magnificado».
La petición fue denegada y, como consecuencia, el himno fue prohibido en su himnario. La representante, Mary Louise Bringle, de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) explicó:
El himno ha sido retirado de nuestra lista de contenidos, con profundo pesar por la pérdida de su, por otra parte, conmovedor y poderoso testimonio. La «opinión de que la cruz trata principalmente de la necesidad de Dios de aplacar su ira» tendría un efecto negativo en la capacidad del himnario para formar la fe de las generaciones venideras, y haría un flaco favor a esta misión educativa.
Vivimos días extraños en la iglesia evangélica moderna, donde se intenta limpiar la cruz ensangrentada y silenciar el mensaje del infierno. El hecho de que Dios juzgó a Su Hijo y continúa juzgando a los pecadores es inaceptable.
Antes de que trates de olvidar el infierno, debes recordar que en los días de Jesús, Él predicaba mucho más sobre el juicio de Dios que sobre la gloria del cielo. A medida que nos acercamos al cielo debería rompernos el corazón que más personas no vengan con nosotros. Deben escuchar la verdad sobre el juicio venidero de Dios. Nuestra cultura prefiere leer libros titulados «El cielo es real», olvidando por completo que el infierno también lo es.
Publicado originalmente en inglés en G3. Traducido por Teología Sana.
*Josh Buice es el fundador y presidente de G3 Ministries y se desempeña como pastor de la Iglesia Bautista Pray’s Mill en el lado oeste de Atlanta. Disfruta de la teología, la predicación, la historia de la iglesia y tiene un firme compromiso con la iglesia local.
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