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Por: H. Wayne House — Timothy J. Demy

Este artículo forma parte de la serie «Respuestas a preguntas sobre Jesús«

Jesucristo era plenamente Dios y plenamente humano, y estos hechos suscitan la pregunta sobre el potencial de pecar en la vida de Jesús. Dado que Jesús era totalmente humano, ¿significa que tuvo naturaleza pecaminosa? La cuestión de si existió la posibilidad de que Jesús cediera a la tentación y pecase se aborda con los términos teológicos pecabilidad e impecabilidad, que proceden del término latino peccare, “pecar”. Si uno sostiene la pecabilidad de Jesús, su postura defiende que Cristo pudo pecar, pero no lo hizo. Si uno aboga por su impecabilidad, la postura dice que Cristo no podía pecar. El debate se centra en los conceptos “capaz de no pecar” e “incapaz de pecar”, es decir: ¿a Jesús le fue posible abstenerse de pecar o, más bien, su naturaleza era tal que era imposible que pecase?

Según la enseñanza de las Escrituras, ambos puntos de vista admiten que las tentaciones de Jesús fueron reales (He. 4:15), que Cristo experimentó luchas (Mt. 26:36-46), y que no pecó (2 Co. 5:21; He. 7:26; Stg. 5:6; 1 P. 2:22; 3:18; 1 Jn. 3:5). Quienes sostienen que Cristo podía pecar afirman que la conclusión lógica es que si Cristo fue tentado, y dado que lo fue, es que podía haber pecado. Decir que no podía haber pecado es sostener que las tentaciones no fueron reales y que, a la postre, Él no puede identificarse genuinamente con la humanidad. También afirman que si no existía la posibilidad de pecar, Jesús carecía de libre albedrío.

Como respuesta, nosotros afirmamos que el hecho de que Jesús pudiera ser y fuera tentado no significa que fuera susceptible de pecar. Por analogía, destacamos que el mero hecho de que un ejército sea atacado no significa que pueda ser derrotado. Debido a la naturaleza única de Cristo, lo que se nos aplica a nosotros (la tentación y la susceptibilidad) no se le aplica necesariamente a Él. Cristo puede entender e identificarse con el sufrimiento y las tentaciones que experimentan los seres humanos porque, aunque las tentaciones de Él no constituyeron siempre paralelos exactos a las que experimentamos nosotros, su naturaleza humana fue puesta a prueba. Las tentaciones de Cristo fueron idénticas a las nuestras, excepto en el hecho de que no se originaron en Él; fue tentado desde fuera, no desde dentro. Jesucristo manifestó su libre albedrío al no pecar. Aunque fue tentado como nosotros, Jesús no pecó.

Como Jesús fue la única persona con doble naturaleza, plenamente divino y totalmente humano, esas naturalezas existían y funcionaban simultáneamente. Si la naturaleza humana hubiera tenido una existencia independiente, teóricamente Jesús podría haber pecado; sin embargo, no existió como tal. Tanto la naturaleza humana como la divina existieron plenamente en Jesús desde el momento de su concepción. Si Jesús hubiera pecado, ese hecho hubiera involucrado a ambas naturalezas, y entonces Jesús no hubiese sido verdaderamente Dios. Por consiguiente, nuestra conclusión debe ser que a Jesús no le era posible pecar. Fue tentado de verdad, pero no sucumbió a la tentación. Debemos recordar siempre que cuando pensamos en temas como estos, estamos tratando con Jesús como plenamente Dios y plenamente hombre; algo que no ha sido cierto ni lo será de ninguna otra persona. También es algo que somos incapaces de entender del todo. Debemos afirmar las enseñanzas de las Escrituras, sabiendo que nuestra comprensión de ellas es verdadera pero incompleta.

Fragmentos tomados del libro «Respuestas a preguntas sobre Jesús» de H. Wayne House y Timothy J. Demy


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