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Por: Jonathan Edwards

Este artículo forma parte de la serie: «365 días con Jonathan Edwards«

Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 Pedro 2:5).

Los cristianos son un sacerdocio en lo que respecta a sus ofrendas a Dios. La principal labor de los sacerdotes en la antigüedad era ofrecer sacrificio y quemar incienso. Tal como los sacerdotes de la antigüedad ofrecían sacrificio, así también la obra de los cristianos es ofrecer sacrificios espirituales a Dios.

Los cristianos ofrecen sus corazones a Dios en sacrificio; se entregan a Dios. El cristiano se entrega a Dios voluntariamente y de buen grado. Lo hace de todo corazón; desea ser de Dios y no pertenecer a ningún otro. Entrega todas las facultades de su alma a Dios. Entrega a Dios su corazón y lo ofrece a modo de sacrificio. Antes de poder entregarse, un sacrificio requiere la herida y la inmolación. Es necesario, pues, que el corazón de un verdadero cristiano se hiera con la conciencia del pecado, del gran mal y su peligro, y se inmole con un dolor piadoso y un arrepentimiento verdadero. Cuando el corazón se arrepiente genuinamente, muere al pecado.

En la Palabra de Dios, el arrepentimiento se compara con una muerte: «Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él» (Ro 6:6-9). Tal como Cristo se quebrantó en la cruz al ofrecerse, así también sucede algo parecido con el alma al convertirse: el corazón se ofrece a Dios inmolado y quebrantado.

(De cristianos generación escogida, real sacerdocio, nación santa, pueblo peculiar», pp. 942-943). Citado en «365 días con Jonathan Edwards«, lecturas seleccionadas y editadas por Dustin W. Benge, puedes adquirirlo en este enlace. Foto de Breno Machado en Unsplash

*Jonathan Edwards (1703 – 1758). Predicador norteamericano congregacionalista, usado por el Señor en el Gran Despertar ; nacido en East Windsor, Condado de Connecticut, puedes leer más de su biografía en este enlace.


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