Por: Charles Stanley.
Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en Él, que Él actuará. SALMOS 37.5, LBLA
Cuando surge una decisión difícil, la respuesta natural es examinar las consecuencias que puede esperar. Usted sopesa el grado de dificultad de la alternativa, su capacidad para manejarla, y si vale la pena el esfuerzo.
Todo eso está bien hasta que el Señor lo dirige a avanzar con fe absoluta. Cuando lo hace, usted puede esperar que los obstáculos parezcan mayores de lo que usted es capaz de manejar y que la derrota sea segura a menos que Él intervenga. Esa es la misma naturaleza de la fe: usted debe confiar en Dios antes que en sí mismo o sus recursos.
¿Es esta la decisión que enfrenta hoy? ¿Siente que el Padre lo está llamando a tomar una senda difícil? Recuerde que Dios tiene el mejor plan para usted y que cuando se somete a él, hay recompensas asombrosas que posiblemente no pueda vislumbrar.
Así que no se pierda lo mejor de Dios debido a lo que pueda o no percibir con respecto a su decisión. En lugar de ello, obedezca a Dios, deje a Él las consecuencias, y espere a que obre poderosamente a su favor.
Señor, te obedezco. Confío en tu plan para mi vida, y sé que tú nunca me guiarás a un descarrío. Amén.
En su presencia… confíe en Él para que le dirija.
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