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Por: J.C. Ryle.

Algunas palabras de este pasaje han originado dolorosas diferencias y divisiones entre los cristianos. Los hombres han porfiado y discutido su significado hasta perder la paciencia y, sin embargo, no han logrado convencerse unos a otros. Tendrá que bastarnos el considerar brevemente las palabras que son el objeto de la controversia, para luego pasar a lecciones más prácticas.

¿Qué es, pues, lo que debemos entender cuando leemos esas extraordinarias palabras de nuestro Señor: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia”? ¿Quiere esto decir que el apóstol Pedro había de ser el cimiento sobre el que se construiría la Iglesia de Cristo? Tal interpretación parece, como poco, extremadamente improbable. Hablar de un hijo de Adán propenso al error y falible como si hubiera de ser el cimiento del templo espiritual no concuerda mucho con el lenguaje habitual de la Escritura. Ante todo, hay que destacar que no existe razón alguna por la que nuestro Señor no podría haber dicho: “Sobre ti edificaré mi iglesia” si fuera eso lo que pretendía decir, en vez de: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”.

El auténtico significado de “la roca” mencionada en este pasaje parece ser la verdad del mesiazgo y la divinidad de nuestro Señor, que Pedro acababa de confesar. Es como si nuestro Señor hubiera dicho: “Es apropiado que te llames Pedro, que significa ‘piedra’, pues tú has confesado esa gran verdad sobre la que, como si fuera una roca, edificaré mi Iglesia”.

¿Y qué es lo que debemos entender cuando leemos la promesa que nuestro Señor le hace a Pedro: “A ti te daré las llaves del reino de los cielos”? ¿Quiere esto decir que se le iba a conceder a Pedro el derecho de admisión de almas en el Cielo? Semejante idea es absurda. Esa tarea es la prerrogativa especial de Cristo (Apocalipsis 1:18). ¿Quieren decir esas palabras que Pedro había de tener alguna primacía o superioridad respecto a los demás apóstoles? No existe la más mínima prueba de que esas palabras tuvieran tal significado en la época del Nuevo Testamento, ni de que Pedro tuviera una posición o dignidad superiores a las del resto de los doce.

El auténtico significado de la promesa hecha a Pedro parece ser que él había de tener el privilegio especial de ser quien por primera vez abriera la puerta de la salvación tanto a los judíos como a los gentiles. Esto se cumplió con toda exactitud cuando predicó el día de Pentecostés a los judíos y cuando visitó al gentil Cornelio en su propia casa. En ambas ocasiones utilizó “las llaves” y abrió de par en par la puerta de la fe. Y parece que él mismo fue consciente de ello: “Dios — dice— escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen” (Hechos 15:7).


Un comentario en «¿Qué significa que a Pedro le fueron dadas «las llaves del reino»? – J.C. Ryle»

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