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Por: George Müller (1805 – 1898)

Este artículo forma parte de la serie «Lecturas devocionales de George Muller«

“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” MATEO 6:21

Los tesoros que se acumulan en la tierra son causa de muchas preocupaciones; los que se acumulan en el cielo no causan ninguna. Los tesoros terrenales jamás pueden producir gozo y alegría espiritual; los tesoros celestiales producen paz y gozo en el Espíritu Santo. Los tesoros terrenales no traen comodidad duradera, cuando nuestra vida termina, ellos lo hacen también. Los tesoros celestiales producen en nosotros acciones de gracias a Dios, por permitirnos ser tomados por dignos de servir al Señor, con los medios que Él le ha placido confiarnos como administradores, y cuando vayamos al cielo, los encontraremos allí.

Con frecuencia escuchamos decir cuando muere alguna persona, que tenía muchas riquezas. Sin embargo, puede ocurrir que poseía muchos millones, pero ante los ojos de Dios era pobre, por cuanto no era rica en Dios. El caso contrario también es cierto: un hombre que muere en Jesús dejando muy poco dinero en este mundo, pero es poseedor, a la vista de Dios, de un vasto tesoro en el cielo.

¿Anhela su alma ser rica en Dios y acumular tesoros en el cielo?

¿Anhela su alma ser rica en Dios y acumular tesoros en el cielo? “El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). Sin embargo, pronto nos será quitada nuestra mayordomía. En el tiempo presente tenemos la oportunidad de servir al Señor con talentos, tiempo, dones y posesiones, no obstante, esta oportunidad terminará. Y qué pronto podría terminar. Quizá antes de que usted lea estas líneas, yo habré dormido en Jesús, y mañana tal vez lo haga usted. Por lo tanto, sirvamos al Señor mientras tenemos la oportunidad.

Señor Jesús, sé que viene el día cuando tendré que partir de esta vida. Mi deseo hoy es que yo pueda pelear la buena batalla de la fe, terminar la carrera que tengo por delante, y guardar intacta mi fe en Ti. Que mi tesoro sea la corona de justicia que Tú darás a quienes han deseado tu venida. Amén.

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*George Müller (1805 – 1898)fue un predicador y misionero inglés nacido en rusia, destacado por su obra en favor de los niños desamparados. Supervisó la construcción de cinco grandes orfanatos-que aún se conservan en Ashley Downs, Bristol – dando alojamiento a miles de niños. Foto de Annie Spratt en Unsplash


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