Por: Charles Spurgeon
Este artículo forma parte de la serie: «Una teología de la familia»
Mis hermanos, les exhorto a que sean como Cristo en todo momento, imítenlo en público. La mayoría vivimos como si fuéramos un medio de publicidad; muchos somos llamados a trabajar en presencia de otros todos los días.
Somos observados, nuestras palabras son captadas, nuestras vidas son examinadas a fondo. El mundo con ojos de águila, con ojos que buscan argumentos para discutir, observa todo lo que hacemos, y los críticos cortantes nos atacan. Vivamos la vida de Cristo en público. Seamos cuidadosos de mostrar a nuestro Señor y no a nosotros mismos, a fin de poder decir: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi».
Ustedes que son miembros de la Iglesia, lleven esto también a la Iglesia. Sean como Cristo en la Iglesia. Cuantos hay como Diótrefes, quien buscaba ser el más prominente (3 Jn. 9). Cuántos hay que están tratando de parecer más de lo que son y tener poder sobre sus hermanos cristianos, en lugar de recordar que la regla fundamental de todas nuestras iglesias es que todos los hermanos son iguales y que deben ser recibidos como tales. Manifiesten, pues, el espíritu de Cristo en sus iglesias y donde quiera que estén. Que sus hermanos en la Iglesia digan de ustedes: «Ha estado con Jesús»… Pero por sobre todas las cosas, sean ustedes cuidadosos en practicar la piedad en sus hogares.
Un hogar piadoso es la mejor prueba de verdadera fe cristiana. No mi capilla, sino mi hogar; no mi pastor, sino mi familia quien mejor me puede juzgar. Es el sirviente, el hijo, la esposa, el amigo los que pueden discernir mejor mi verdadero carácter. Un hombre bueno mejora su hogar. Rowland Hill dijo en cierta ocasión que él no creería que un hombre fuera un verdadero cristiano si su esposa, sus hijos, sus sirvientes y, aun su perro y su gato, no fueran mejores por ello… Si su hogar no es mejor por ser ustedes cristianos, si los hombres no pueden decir: «Esta casa es mejor que otras», no se engañen, no tienen ustedes nada de la gracia de Dios… Practiquen su piedad en familia. Que todos digan que ustedes tienen una fe práctica. Que sea conocida y practicada en la casa, al igual que en el mundo. Cuiden su carácter allí porque realmente somos como allí nos comportamos.
ARTÍCULO DE INTERÉS: Una dura acusación contra cristianos – Charles Spurgeon
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