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Por: A. W. Tozer

Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«

Mi corazón está dispuesto, oh Dios, cantaré y entonaré salmos, ésta es mi gloria. Despiértate, salterio y arpa; despertaré al alba. SALMOS 108:1-2

Hay algo en el ser humano que quiere adorar a Dios. El problema es que el hombre quiere adorarlo de la forma que mejor le convenga. Es por eso que Dios rechaza a los que lo adoran de esa manera. Nuestro Señor Jesús dijo que Dios es espíritu y quienes le adoran tienen que adorarle en espíritu y en verdad. Esa palabrita, «<tienen» es la que aclara el panorama. No hay nada más que sea aceptable para Dios. Si le adoramos, tenemos que hacerlo tal como Él desea que le adoremos.

Aquí no hay tolerancia, no hay mentalidad abierta ni nada de eso, sino un hecho claro y contundente, de modo que quien adore a su manera sea rechazado por completo. Para que nuestra adoración sea auténtica tiene que empezar por Dios, jamás por el hombre. Es que no fue el ser humano el que creó la adoración o la desarrolló. La adoración viene exclusivamente de Dios.

Y lo que no venga de Dios no es ni genuino ni auténtico. La adoración comienza por Dios, penetra el corazón humano, y luego vuelve al Dios que lo empezó todo. La adoración sincera mantiene ese ciclo divino.

Cristo, cuya gloria llena los cielos,

Cristo, la única luz verdadera,

Sol de justicia, levántate,

Triunfo sobre las sombras de la noche;

Aurora de lo alto, acércate;

Estrella matutina, surge en mi corazón.

CHARLES WESLEY (1707-1788)

Oh Dios, Padre mío, tu presencia llena mi corazón con tal gloria que me abruma. Lléname de ti hasta que ya no quede nada de mí. En el nombre de Jesús, amén.

LEA ADEMÁS: Adorando a la manera de Dios – A.W. Tozer


Un comentario en «¿Cómo exige Dios que se le adore? – A. W. Tozer»

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