Por: Jairo Namnún*
Este artículo forma parte de la serie: La Biblia responde: Preguntas honestas, respuestas concretas
«Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley» (Sal. 119:18).
La Biblia es la Palabra de Dios. Nosotros, en lugar de escalar hasta Dios y tratar de discernir Sus pensamientos, interpretar Su naturaleza o lanzar dados para obtener respuestas, tenemos Su revelación en las páginas de un libro. Eso lo convierte en el libro más maravilloso de todos los tiempos, uno que presenta la noticia más hermosa: el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Cristo Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Salvador.
Sin embargo, la Biblia se terminó de escribir hace casi 2000 años, y algunas porciones de ella datan de más de 3500 años. Eso implica que nos fue dada en una cultura diferente a la nuestra. Piénsalo de esta forma: hace diez años todavía no existía el iPhone, ni Facebook, ni Snapchat. ¡Hace 20 años no existía Google!
A eso le agregamos que la Biblia fue escrita en un idioma diferente al nuestro, y que contiene diversos géneros y figuras del lenguaje difíciles de comprender.
Recordemos: si es la revelación del Dios infinito, eso implica la presencia de información que una mente limitada como la nuestra no podría discernir. Sin embargo, Dios es bueno y permite que entendamos un poco de Su mente y conozcamos la Escritura para así conocerlo a Él. Entonces, aquí te doy siete consejos breves para entender mejor la Escritura:
Colócate en tu lugar. Lo acabamos de expresar: Él es Dios, y tú no. Por tanto, cuando te acerques a la Escritura, hazlo con humildad; anhela que sea Dios quien te hable y te juzgue, no tú quien juzgues lo que Él afirma.
Lee la Biblia. No basta con leer un capítulo a la semana. Es necesario profundizar en el texto. Como casi cualquier actividad, cuando lo haces la primera vez o con poca frecuencia, no te resultará tan fácil como al hacerlo con regularidad.
Lee la Biblia despacio. Los planes de lectura bíblica cada año son buenos, porque puedes tener una excelente panorámica. Pero para descifrar lo que la Biblia enseña debes tomarte tu tiempo en cada pasaje. No te afanes por terminar un número específico de capítulos (recuerda que la Biblia ni siquiera se escribió por capítulos). Más bien, dedica a cada porción su tiempo, esfuérzate por conocer la idea detrás de cada división natural. Tómate tu tiempo al leer.
Lee la Biblia en su contexto. Al leer pregúntate: ¿Te encuentras en el Nuevo o en el Antiguo Testamento? ¿El texto es poesía o narrativa? ¿En qué momento de la narrativa estás? ¿En qué momento de la historia estás? Si lees el Nuevo Testamento, ¿te hallas en una carta o en un evangelio? Con esto quiero decirte que hagas el esfuerzo por conocer qué lees en la actualidad.
Lee la Biblia en comunidad. Esto implica, en primer lugar, que puedas formar parte de una congregación donde cada semana se predique la Biblia. Pero también debes unirte a algún grupo pequeño o comunidad misional donde puedas hacer preguntas y poner en práctica los mandamientos de la Escritura.
Lee la Biblia con Jesús en mente. Nuestro Señor nos enseñó en el Evangelio de Lucas que toda la Escritura trata de Él como la imagen perfecta de Dios (Luc. 24:25-27). El apóstol Pablo nos enseña que es en Cristo Jesús que las promesas de Dios son cumplidas (2 Cor. 1:20). Entonces, de una manera u otra, cada texto de la Escritura señala a nuestro Salvador. En ocasiones como un tipo, una imagen que apunta hacia Él en el futuro o para indicar alguna profecía cuyo cumplimiento está en Jesús. Otras porciones revelan la santidad de Dios que requería un sacrificio perfecto, así como Su provisión. Encuentra la avenida principal o la calle más pequeña que te apunta hacia Jesús y hacia Su cruz.
Lee la Biblia en oración. Los cristianos somos bendecidos pues, al leer la Biblia, el autor está presente en nosotros. Por tanto, luego de pasar tiempo en la Escritura no dejes de lado la oración, pide al Señor que imprima Sus mandamientos en tu alma, provoque en ti pasión por Su Palabra y Su persona, y esclarezca aquellos textos que no puedes entender.
No hay nadie más interesado que Dios en que los cristianos conozcan a Cristo a través de Su Palabra. Así que, abre tu Biblia día tras día, despacio, en su contexto, en comunidad, con Cristo en la mente y en oración continua. Al hacerlo, Dios abrirá tus ojos para ver las maravillas de Su ley.
LEA ADEMÁS: ¿Cómo entender la inerrancia de la Biblia?
*Jairo Namnún es pastor, autor y director de coaliciones internacionales en The Gospel Coalition. Se desempeña como pastor de la Iglesia Piedra Angular en la República Dominicana y ha estudiado en el Seminario Teológico Bautista del Sur.
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