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Por: John MacArthur.

Este artículo forma parte de la serie: La Gloria del Cielo

He leído muchos relatos sobre experiencias cercanas a la muerte y visiones del cielo de muchas personas. Lo que más me llama la atención es que la práctica totalidad de ellos -incluso los que están escrito entre comillas, desde una perspectiva «cristiana- no se parecen en nada a las descripciones de las visiones del cielo que aparecen en las Escrituras.

El punto central de la gloria celeste en la Biblia siempre es Dios ( 6:1-3). Y, sin embargo, en las experiencias cercanas a la muerte siempre es el elemento humano el que ocupa el lugar principal. Esto es que sucedía, por ejemplo, con Betty Eadie1. En vez de postrarse sobre su rostro llena de temor santo, como hizo Ezequiel cuando vislumbró a Dios (Ez. 1:28), Eadie cuenta cómo fue ella quien acordó los términos de su vuelta a la tierra y, según dice después: “Ellos accedieron mis términos”. En vez de temblar al darse cuenta de su propia indignidad en presencia de Dios, como le sucedió a Isaías (Is. 6:5), Eadi dice que no era capaz de decir dónde se acababa su propia luz y dónde empezaba la de Jesús. En vez de ver a Jesucristo como el «alfa y la omega, el principio y el fin», como le vio el apóstol Juan (Ap. 22:13) Betty Eadie asegura que recuerda haber sido testigo, personalmente de la creación a su lado.

En pocas palabras, esta visión del cielo nada tiene que ver con en cielo del que hablan las Escrituras. De hecho, estos visionarios modernos contrastan como la noche y el día con los personajes de la Biblia a los que se permitió tener visiones de la gloria celeste. El apóstol Pablo, por ejemplo, relata su historia de un modo un poco reacio, catorce años después de que ocurriera y narrándolo en tercera persona:

Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar – 2 Corintios 12:2-4

A la hora de dar detalles concretos sobre lo que vio en el cielo, el apóstol Pablo no se muestra muy comunicativo. Sólo dice que «oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” (v. 4; cursivas añadidas).

La enseñanza que podemos extraer aquí es que Pablo, llamado a ser uno de los apóstoles más importantes de la iglesia primitiva, consideraba el hablar en detalle sobre las cosas vistas en el cielo como algo que no se debería explicar. ¡Qué comparación con los que hoy en día llenan páginas y páginas explicando lo que supuestamente vieron y oyeron en sus viajes celestes!

Dado que las Escrituras son la Palabra de Dios, debemos rechazar cualquier relato o vivencia que contradiga sus enseñanzas. En última instancia, no tenemos más remedio que llegar a la conclusión de que la Biblia es la única fuente de información sobre el cielo en la que podemos confiar. No vale la pena analizar e indagar en las experiencias cercanas a la muerte de otras personas, como si pudiesen aportar- nos algo de verdad sobre la vida en el más allá que no venga en las Escrituras. La Biblia nos da información suficiente y precisa sobre el cielo, los ángeles y la vida después de la muerte. Dios ya nos ha dado todo lo necesario para prepararnos para toda buena obra (2 Ti. 3:17). No hay nada que el testimonio personal de alguien pueda aportar.

Además, los que quieren saber más de lo que pone en la Biblia están pecando: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre» (Dt. 29:29). Así pues, los límites de nuestra curiosidad se circunscriben a la revelación bíblica. A medida que profundicemos en el estudio de la Biblia veremos que, a pesar de que muchas preguntas queden sin contestar, las Escrituras nos describen con notable claridad y detalle el cielo y el mundo espiritual. Lo que debería llenarnos los corazones y la mente es la verdad bíblica acerca del cielo, y no ideas fantásticas y engañosas, fruto de la experiencia cercana a la muerte de algunas personas.

1. El autor se refiere al libro «Embraced by the Ligth» escrito por Betty Eadie

Extracto del libro «La Gloria del cielo» escrito por John MacArthur.


4 comentarios en «¿Son confiables los relatos de los que aseguran que han ido al cielo o al infierno? – John MacArthur»
  1. Demasiadas ensoñaciones de estas personas , si tal vez tuvieron una experiencia para normal y no me lo tomen a mal de decir esto , porque de verdad creo y confío plenamente en la
    Bendita Palabra de Dios y en su plenitud, pero hay estudios sobre la neurociencias y recomiendo al Dr. en neurociencias Gabriel Flores Ciani, que además es Pastor y Capellán, es de Argentina y es un destacado conferencista a nivel mundial de su especialidad , para también abrebar en ellas , he leído y escuchado en tantos años a esas personas incluyendo a
    Ministros para abarcar los 5 ministerios
    sobre estas diría y con mucho respeto
    hacia estas personas de mensajes/visiones que en la inmensa mayoría no concuerdan con este manual de vida que la Biblia y siempre me han causado tremendas dudas sobre esa entre comillas «veracidad» de sus relato, mayormente incongruentes
    y carentes de veracidad en especial Bíblica , aferremonos a las Sagradas
    Escrituras , en ella está toda la verdad y toda verdad , Maranatha.Cristo vive y viene ya por su pueblo, perseveremis hasta el final. Amén y amén ♥️

  2. Las experiencias cercanas a la muerte no pueden contradecir las riquezas inescrutables qué abarcan las Escrituras.

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