Compilado por: Teología Sana.
Este es un libro imprescindible y que creo que debe ser leído por todos los cristianos, un clásico espiritual de esta magnitud debería ser de lectura obligada para todos los creyentes en Cristo Jesús. Les recuerdo que el libro lo pueden descargar totalmente gratis en este enlace.
Si las frases que tomé del libro te son de bendición entonces te invito a compartirlas con tus amigos
Los dejo con la segunda parte de las notas que tomé del libro:
1. Visiones oscuras y poco claras del pecado son el origen de la mayoría de los errores, herejías y falsas doctrinas de los tiempos actuales.
2. Creo que una de las necesidades principales de la iglesia contemporánea ha sido, y es, la enseñanza más clara, más completa sobre el pecado.
3. El pecado es esa vasta enfermedad moral que afecta a toda la raza humana, de cada rango y clase, nombre y nación, lengua; una enfermedad de la cual nadie nacido de mujer, excepto uno, estaba libre. ¿Necesito decir que ese “Uno” era Cristo Jesús, el Señor?
4. “Un pecado”, para hablar más particularmente, consiste en hacer, decir, pensar o imaginar cualquier cosa que no está en perfecta conformidad con la mente y ley de Dios.
5. No necesito decir a nadie que lee su Biblia con atención que un hombre puede romper la ley de Dios en su corazón aún cuando no exista un acto visible y público de maldad.
6. Tengamos bien presente en nuestras mentes que la impureza del hombre no comienza desde el “sin” sino del “dentro”. No es el resultado de un mal entrenamiento en nuestra juventud. No es resultado de las influencias de malas compañías o malos ejemplos, como algunos cristianos son tan proclives a decir. ¡No! Es una enfermedad de la familia, que todos heredamos de nuestros primeros padres, Adán y Eva, y con la que nacemos.
7. El más justo de los hijos, que entró a vida este año y se volvió un rayo de sol de la familia no es, como su madre quizá cariñosamente lo llame, “un ángel” o un pequeño “inocente” sino que es un pequeño “pecador”.
8. Una de las cosas más tontas que los padres dicen acerca de sus hijos, que es peor que cualquier decir común, es: “En el fondo mi hijo tiene un buen corazón. El no es lo que debe ser porque ha caído en malas manos. Los colegios públicos son lugares malos. Los profesores desatienden a los niños. Aún así él tiene en el fondo un buen corazón”. Lamentablemente, la verdad es diametralmente opuesta. La primera causa de todos los pecados subyace en la corrupción natural del propio corazón del niño y no en los colegios públicos.
9. El pecado es una enfermedad que se extiende y corre a través de cada parte de nuestra constitución moral y cada facultad mental. El entendimiento, los afectos, el poder de raciocinio, el poder de voluntad, son todos más o menos afectados por éste.
10. Admito abiertamente que el hombre tiene muchas grandes y nobles facultades y que él muestra su inmensa capacidad en artes, ciencias y literatura, pero el hecho es que en las cosas espirituales él está muerto y no tiene conocimiento natural, amor, o temor a Dios.
11. Tan profundamente implantadas están las raíces de la corrupción humana, que aún después de haber renacido, ser renovados, lavados, santificados, justificados y ser miembros vivos de Cristo, estas raíces permanecen vívidas en el fondo de nuestro corazón, y como la lepra en las paredes de la casa, nunca nos libramos de ellas hasta que nuestra casa terrenal de este tabernáculo sea diluida.
12. No pienso, en la naturaleza de las cosas, que el hombre mortal pueda darse cuenta por completo de la demasiada impureza del pecado a la vista del perfecto y santo con quien nosotros tratamos.
13. Establezcamos en forma indeleble en nuestras mentes que el pecado es “ una cosa abominable que Dios aborrece”; que Dios “es de ojos puros que no puede mantener la iniquidad, y no puede mirar lo que es malicioso”, que la más leve transgresión de la ley de Dios puede hacernos “culpables de todo”; que “el alma que peca morirá”, que “la paga del pecado es muerte”, que Dios “juzgará los secretos de los hombres”; que hay un gusano que nunca muere y un fuego que nunca se apaga, que “los perversos serán enviados al infierno” y “ sufrirán el castigo eterno”, y que “nada que esté contaminado entrará en el cielo” (Jer. 44:4; Hab. 1:13; Jn 2:10; Eze. 18:4; Rom. 6:23; Rom. 2:16; Mar 9:44; Sal. 9:17; Mat. 25:46; Rev. 21:27). ¡Estas son en verdad tremendas palabras si consideramos que ellas están escritas en el libro del Dios más misericordioso!
14. Somos tan ingenuos al olvidar que la tentación del pecado se presentará raramente ante nosotros en su real color, diciendo “Yo soy tu enemigo a muerte y quiero arruinarte para siempre en el infierno”. ¡Oh, no! El pecado viene a nosotros, como Judas, con un beso, y como con Joab, con la mano abierta y palabras de halago.
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Todas las notas han sido tomadas del Libro “Santidad” de J.C. Ryle (versión digital), puedes descargar el libro gratis en este enlace.
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*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.