Por: John Piper.
Ellos perecen.
Y perece justamente porque Romanos 1 dice que aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se volvieron necios y sus mentes insensatas se entenebrecieron; porque lo que se puede conocer de Dios, ha sido revelado en las cosas hechas, pero lo hombres suprimen la verdad con injusticia.
No creo que exista en el mundo, desde la cruz de Cristo, una persona fuera del evangelio que genuinamente tenga un corazón quebrantado, arrepentido, que confíe en la gracia de Dios. Al contrario, ellos suprimen la verdad y como suprimen la verdad que tienen eso será el fundamento de su juicio.
La implicación de esto es que debemos llevar el evangelio, ¿Cómo van a invocar a quién no han oído? ¿Cómo oirán sin un predicador? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito qué hermosos sobre los montes son los pies de los que llevan las buenas nuevas.
Así que esta verdad demanda las misiones, debemos llevar el evangelio a las personas que no han oído o de lo contrario perecerán.
ARTÍCULO DE INTERÉS: ¿Qué sucede con los que nunca tienen oportunidad de oír el Evangelio?
