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Por: Paul Washer

En las Escrituras encontramos muchas descripciones gráficas y asombrosas del infierno. Si deben tomarse literalmente o no, ha sido un largo debate incluso entre los eruditos más conservadores. ¿Es el infierno un lugar de fuego, oscuridad, humo y azufre? Si uno niega la interpretación literal de estas descripciones para minimizar los sufrimientos de los impíos en el infierno, sus argumentos deben ser rechazados. Sin embargo, es comprensible y aceptable creer que estas descripciones son figurativas en el sentido de que son un intento por describir
algo tan aterrador que concebirlo va más allá de la capacidad de la mente humana y comunicarlo va más allá del poder del lenguaje humano.

Los escritores bíblicos utilizaron los más grandes terrores en la tierra conocidos por el hombre para describir los terrores del infierno, pero podemos estar seguros de que el horror del infierno es peor que cualquier cosa  que encontremos en la tierra. El fuego, la oscuridad, el azufre y el humo son solo débiles intentos de describir una realidad mucho más aterradora de la que incluso esas palabras pueden transmitir. De la misma manera en que las glorias del cielo no pueden ser comprendidas por la mente humana o comunicadas a través del lenguaje humano, los terrores del infierno van mucho más allá de nuestra imaginación y habilidad de describirlos.

Para profundizar: Mat. 3:10; 7:19; Mat. 18:8; 25:41; Mat. 3:12; Apo. 20:10; Mat. 13:42.

Fragmentos del Manual “Discerniendo el problema del hombre” lo puedes descargar totalmente gratis haciendo CLIC AQUÍ. Foto de Sofía Moya en Unsplash

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