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Por: William Gurnall.

— “Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro” (Sal. 90:8). —

Que no te engañen—un pecado te enviará al infierno tan rápido como mil. “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Cor. 6:9-10).

La Escritura excluye no solo al hombre que es todo esto, sino al que es cualquiera de ellos. Todos los hombres deben morir, pero no mueren de la misma enfermedad. Y es igualmente cierto que todos los pecadores no arrepentidos serán condenados—uno por un pecado en particular y otro por otra cosa. Pero todos se encontrarán en el mismo infierno en llamas.

Satanás nos tienta con pecados secretos. Saúl se avergonzó de acercarse a Endor con su manto principesco porque le había dicho al mundo de su odio a la brujería, haciéndola condenable con la muerte. Pero no tenía miedo de acudir a una bruja disfrazada.

Qué peso añadió, entonces, al motivo siniestro del diablo cuando tentó a Cristo en el desierto, solicitándole un reconocimiento secreto de él, solo entre los dos. ¡Pero cuánto mayor fue la gloria de Cristo en Su victoria ese día! Ganó la batalla contra los ataques de Satanás con la espada de la Palabra—y es hora de que tomemos Su arma para luchar contra el mismo enemigo. Esta defensa adquiere varias expresiones específicas.

La Escritura dice que Dios conoce todos los pecados secretos. “Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro” (Sal. 90:8). Dios ve los pecados secretos tan claramente como nosotros vemos las cosas al mediodía. Y Él no sólo los conoce, sino que los establece como blanco de Sus flechas de venganza. “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Prov. 15:3). Él ve cuando cierras la puerta de tu armario para orar en secreto y premia tu sinceridad; pero también ve cuando la puerta está cerrada para que peques en secreto—y Él no dejará de recompensar nuestra hipocresía.

Tomado de Daily Readings from The Christian in Complete Armour – William Gurnall.

*William Gurnall (1616-1679) nació en la ciudad costera de Lynn, Norfolk, a unos 160 km al norte de Londres. Fue un excelente estudiante, Gurnall recibió una beca de la ciudad de Lynn para asistir a Emmanuel College, Cambridge. Comenzó su entrenamiento formal a la de 16 años, poco después de la muerte de su padre. Obtuvo so grado de bachiller en 1635 y un grado de maestría en 1639.


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4 comentarios en «Efectos de los pecados secretos – William Gurnall.»
  1. Me ministra la manera en que interpreta la palabra de Dios.
    Por eso estoy interesado en seguir sus enseñanzas.
    Saludos de un hermano en Cristo.

    1. Bendiciones. Estoy pastoreando una iglesia y estoy buscando un concilio de buena y sana doctrina para unirme. Necesito ayuda. Mi nombre es. Honorio Porteles. Pastor

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