Por: Paul Washer
… el hombre caído no está simplemente separado de Dios, sino que también está unido a Satanás en su hostilidad hacia Dios y su rebelión contra Él.
En el principio, Adán era libre para obedecer a Dios y ejercer dominio sobre toda la tierra. Como resultado de su rebelión contra Dios, tanto él como su raza cayeron en corrupción y esclavitud. Desde la Caída, todo hijo e hija de Adán nace cautivo al pecado y esclavizado a Satanás.
Aunque pocos hombres se considerarían «seguidores» del diablo, las Escrituras testifican que todos los hombres nacen bajo su dominio y están cautivos por él para hacer su voluntad. Aunque es adecuado usar el término «esclavos», debemos entender que el hombre no es una víctima retenida en contra de su voluntad. El hombre caído es un culpable que ha rechazado el gobierno de Dios y se ha entregado al gobierno de Satanás.
El gobierno de Satanás
Debemos tener mucho cuidado cuando hablamos del gobierno y poder de Satanás. Dios y el diablo no son poderes iguales atrapados en alguna lucha cósmica para ganar el universo. El diablo es una criatura finita, a quien Dios creó y sobre quien Dios gobierna con total soberanía. Aunque la rebelión de Satanás contra Dios es de su propia autoría, ha sido ordenada y permitida por Dios para Sus propósitos y Su gloria.
Sin negar o disminuir la verdad de la soberanía absoluta de Dios, podemos decir que hay un sentido muy real en el que este mundo caído presente y sus habitantes caídos están bajo el poder del maligno. Las Escrituras tienen abundante testimonio acerca de esta verdad.
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