Por: Paul Washer
En Filipenses 2:6-8, el apóstol Pablo nos lleva desde la existencia eterna del Hijo de Dios en gloria, pasando por la encarnación, hasta la cruz del Calvario.
a. Él, siendo en forma de Dios (v.6). Es el testimonio de la Escritura que el Hijo era Dios antes y después de su encarnación. La palabra “forma” [griego: morphé] se refiere a tanto la apariencia externa como al carácter esencial o realidad subyacente. El Hijo no solo parecía ser Dios; Él era realmente Dios.
b. Él no consideró ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (v.6). La palabra “igual” [griego: ísos] es una referencia innegable a la deidad del Hijo. La frase “a que aferrarse” [griego: harpagmós] se refiere a asir sin autorización cualquier cosa que se valora. En la encarnación, el Hijo demostró su voluntad de soltar los privilegios de la deidad para hacer la voluntad del Padre.
c. Sino que se despojó a sí mismo (v.7). En su encarnación, el Hijo dejó a un lado la gloria y los privilegios de su deidad, y se hizo hombre. Esto no significa que se hizo algo menos que Dios, sino que Él dejó a un lado la gloria y los privilegios que, por ser Dios, eran suyos legítimamente (Juan 17:5).
d. Tomando forma de siervo (v.7). La palabra “forma” [griego: morphé] se refiere a tanto la apariencia externa como el carácter esencial. Cristo no solo parecía ser siervo, sino que Él se hizo siervo en todo sentido.
e. Hecho semejante a los hombres. Estando en la condición de hombre (vv.7-8). La palabra “semejante” [griego: homoíoma] denota “parecido” o “similitud”. Cristo fue un verdadero hombre y llevó todas las características de la verdadera humanidad. La palabra “condición” [griego: schema] se refiere a los hábitos o manera de vivir de una persona. Cristo no solo fue un hombre, sino que también pareció ser uno a aquellos que lo conocieron y observaron su comportamiento.
f. Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (v.8). Para el Cristo sin pecado, la muerte fue un acto voluntario de obediencia a la voluntad del Padre. No le fue obligado como castigo, sino que le fue dado como misión.
Tomado de “Descubriendo el glorioso evangelio” de Paul Washer pág. 32, lo puedes descargar totalmente gratis haciendo CLIC AQUÍ.
Somos hijos de Dios somos esposos pertenesemos a una iglesia de sana doctrina me gusta mucho sus enseñansa me llama mucho la atención que su hijo jesucristo ya existia antes de la creación del mundo