Por: Max Lucado.
Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección. Hebreos 6.1
Me agrada la historia del niño que se cayó de la cama. Cuando la mamá le preguntó lo que había sucedido, respondió: «No sé. Supongo que me quedé muy cerca del lugar por donde me acosté».
Es fácil hacer lo mismo con nuestra fe. Es tentador quedarnos donde estamos y no movernos nunca.
Piensa en algún momento del pasado no muy remoto. Un año o dos atrás. Formúlate ahora unas cuantas preguntas. ¿Cómo se compara tu vida de oración actual con la de entonces? ¿Qué tal tus ofrendas? ¿Han incrementado en cantidad y gozo? ¿Qué de tu lealtad a la iglesia? ¿Puedes decir que has crecido?¿Y del estudio bíblico? ¿Estás aprendiendo a aprender?
No incurras en el error del niño. No te quedes tan cerca de donde te acostaste. Es arriesgado descansar en el borde.
Tomado de Cuando Dios Susurra tu Nombre