Por: Paul Washer
Este artículo forma parte de la serie ¿Qué es el pecado?
La palabra hebrea más común para «pecado» en el Antiguo Testamento es /jatá/ que significa «fallar el tiro al blanco, perder el camino o extraviarse». Se utiliza en Jueces 20:16, cuando se relata que los hombres de Benjamín podían tirar una piedra con la honda a un cabello y no «errar».
También se utiliza en Proverbios 19:2 para advertir que aquel que apresura sus pasos «peca» o «yerra» (NVI). En el Nuevo Testamento, la palabra griega más común para «pecado» es /hamartánō/, que también puede ser traducida como «no dar en el blanco, errar, estar equivocado o desviarse del camino». De acuerdo con las Escrituras, el blanco o meta hacia el cual el hombre debe apuntar es la voluntad de Dios. Cualquier pensamiento, palabra, u obra que no se conforman a la voluntad de Dios, son pecado.
Es importante notar que el pecado (/jatá/ o /hamartánō/) nunca se ve como un error inocente o una equivocación honesta; más bien, siempre es un acto voluntario de desobediencia que resulta de la corrupción moral del hombre y su rebelión contra Dios.
Foto de Afif Ramdhasuma en Unsplash
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