No olvides compartir ...

Por: John Flavel

Isaías 53:12: Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

La salvación de los seres humanos fue tramitada sobre los términos del pacto entre el Padre y el Hijo desde la eternidad (Ver Isaías 53:10-12) Los elegidos, aunque aún no existían, se consideraban como criaturas caídas, miserables y desamparadas. El asunto que tenían entre manos es ver cómo estas criaturas podían ser restauradas a la felicidad sin perjuicio del honor, justicia y verdad de Dios. El Padre prometió ungir a Cristo con un triple oficio: Profeta, Sacerdote y Rey, y coronar su obra con el éxito, llevándola a buen término y con una alta recompensa.

De esta forma, Jesucristo se sometió al Padre en estos términos y estuvo contento con ser hecho carne, con vaciarse de su gloria y ponerse bajo la maldición de la ley, y con no negarse ni a los peores sufrimientos que el Padre quisiera infligir sobre Él (Salmos 40:8). Así, el Hijo consintió en desempeñar su obra, tomo cuerpo, y en él cumplió toda justicia convirtiéndose en ofrenda por el pecado, habiendo cumplido todas las partes de su obediencia activa y pasiva con agrado y fidelidad. Antes de que el mundo fuese, se deleitaba en nosotros.

Antes de que tuviésemos existencia excepto en la infinita mente y propósito de Dios, que había decretado esto por nosotros en Cristo Jesús (2 Timoteo 1:9). Esto da una abundante seguridad al pueblo de Dios. ¡Sería algo feliz si los cristianos que están angustiados y confundidos volvieran los ojos de los defectos de su obediencia a la plenitud de Cristo, y se vieran completos en Él! Piensa en el incuestionable éxito de la intercesión que hace Cristo en el cielo por los creyentes (Hebreos 7:25). Es indudable que esta sangre obtendrá aquello por lo que ruega en el cielo. Las cosas que Jesús pide ahora a su Padre son las mismas que Él le prometió y acordó darle antes de que el mundo fuese. ¡Nuestra felicidad estaba asegurada antes del mundo, y es completamente libre!

ARTÍCULO RELACIONADO → Sólo Cristo puede consolar a un alma afligida – John Flavel

Foto de Tyler van der Hoeven en Unsplash


Puedes seguir a Teología Sana en WhatsAppFacebookTelegram Youtube.

Un comentario en «Desde antes del mundo – John Flavel»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *