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Por: Martyn Lloyd Jones.

No importa todo el bien que hagas, jamás te ganarás la vida eterna. Quizá hayas dedicado toda la vida a hacer buenas obras, pero te digo que no tienes más derecho a la vida eterna que el pordiosero más disoluto del mundo.

Dices creer en asistir a un lugar de culto y hacer el bien, pero te digo que si confías en estas cosas te estás condenando a ti mismo. Toda tu justicia no es sino “trapo de inmundicia”, nuestras mayores virtudes son viles y miserables a los ojos de Dios porque están contaminadas por el pecado.

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6:23); somos salvos por gracia, “por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). Todo el mensaje del Nuevo Testamento es el mensaje de la gracia de Dios, el don para los pecadores indignos, y solo disfrutamos de vida eterna cuando la recibimos como un don

Fragmentos del libro “Vida en el Espíritu” pág. 121

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