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Por: A. W. Tozer

Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. GENESIS 1:26

Dios nos hizo a su imagen; y, dado que nos creó a esa imagen, tengo una parte de mí que se parece a Dios. Me gustaría que todos los cristianos pudieran ver eso. El alma humana es lo más parecido a Dios que cualquier otra cosa que se haya creado.

¿Cómo puede ser eso, si hay tanto pecado en el mundo y tantas cosas que se oponen a Dios? La respuesta está en el pecado. El ser humano ha caído, pero no tanto como para que Dios no pueda restaurarnos y redimirnos. Para Dios es fácil hacer eso, puesto que tiene material con el cual trabajar, ese con el que nos creó a su imagen.

Si el ser humano no hubiese sido creado a imagen de Dios, la redención no habría sido posible. Los que piensan en el ser humano con alguien que llegó al mundo sin un Creador, en verdad niegan la redención del hombre. Solo lo que fue creado a imagen de Dios puede ser restaurado por Él

Parte de mi adoración cotidiana consiste en celebrar esa maravillo verdad. Soy redimido porque he sido creado a imagen de Dios. Aunque el pecado haya intentado destruir esa imagen, la gracia de Dios es más grande que todos los pecados de la humanidad.

La cruz, rápidamente se erigió, ¡Aleluya, Aleluya!

Ahí está desafiando toda fuerza, ¡Aleluya, Aleluya!

Los vientos del infierno han soplado

 El mundo su odio ha mostrado,

Pero aun así no la ha derribado,

¡Aleluya, Aleluya por la cruz!

HORATIUS BONAR (1808-1889)

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado es tu nombre en mi corazón cuando te alabo. Me regocijo en mi salvación por Jesucristo mi Señor. Amén.

Foto de Quino Al en Unsplash


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