Los 100 hombres principales de la Biblia: Aaron

Por: Drew Josephs.

Este artículo forma parte de la serie Los 100 hombres principales de la Biblia.

AARON

Entonces el SEÑOR ardió en ira contra Moisés y le dijo: -¿Y qué hay de tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él es muy elocuente. Además, ya ha salido a tu encuentro, y cuando te vea se le alegrará el corazón. ÉXODO 4.14

Casi podrías envidiar a alguien que tuviese como mano derecha a un hombre como Aarón: un hermano que te apoyaría en cualquier circunstancia. Llamado por Dios, Aarón se convirtió en sumo sacerdote, con su hermano menor Moisés desempeñando el papel principal de profeta, y juntos sacaron a Israel de la esclavitud en Egipto hacia la tierra prometida.

Desde el momento en que Dios los llamó, a lo largo de la historia bíblica Aarón y Moisés suelen aparecen juntos. Si Moisés hubiera sido diferente, podría haber buscado ser el único centro de atención, pero le dio miedo hablar por Dios, así que Aarón se unió a él en el ministerio, y juntos lideraron el éxodo de Israel.

Pero el amor fraternal tiene sus limitaciones. En ocasiones, Aarón tendría la sensación de que su papel era de segunda fila. Sus pocos fracasos tuvieron lugar mientras no estuvo en estrecho contacto con Moisés. El primero sucedió después del éxodo, mientras Moisés estaba en el monte Sinaí, recibiendo la ley de Dios. Los israelitas no estaban contentos. «¿A dónde se fue Moisés? -se preguntaban-. ¡A lo mejor nos ha abandonado!». La multitud clamaba alborotadamente por un nuevo dios. Quizás Aarón tuvo temor del pueblo, o tal vez lo influenciaron sus propias dudas. El caso es que se convirtió en orfebre, hizo un brillante y reluciente becerro, y declaró que ese era su nuevo dios.

Al ver esa idolatría, Dios envió a Moisés de regreso para confrontar a su nación infiel. Movido por el temor del momento, Aarón culpó al pueblo. Pero seguramente se arrepintió de su pecado, ya que poco después Dios reconsagró a su falible sacerdote junto con su nuevo tabernáculo.

Solo se nos menciona otra ocasión en la que Aarón falló, y de forma clamorosa. Él y su hermana Miriam se enojaron cuando Moisés se casó con una mujer cusita. Movidos por los celos, trataron de arrogarse un papel más importante. Dios respondió rápidamente hiriendo a Miriam de lepra. Pero, por su misericordia, no hirió de esa impureza al sumo sacerdote, y Aarón aprendió la lección.

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Pese a esos dos fallos tan destacados, sus muchos años de servicio fiel a Dios y a Moisés superan con creces sus fracasos. Si hubiera sido un empleado nuestro, podríamos inclinarnos a prescindir de él, pero Dios llamó a Aarón con un propósito y no se dio por vencido. En vez de eso, hizo volver al sacerdote a la fe y lo usó para establecer el linaje sacerdotal de Israel.

¿Hemos fallado? No hay que desesperarse. Mientras tengamos aliento, Dios tiene un propósito para nosotros: glorificarlo por siempre.

Tomado de «Los 100 hombres principales de la Biblia”, publicado por Casa Promesa. Usado con permiso. La foto de portada es referencial

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