Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
…¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Mateo 16:26
En los mercados mundiales, algo que no tiene valor para una persona desinteresada puede ser considerado de gran valor para otra que lo desea y que lo compra. De esta forma, podremos comprender cuán amados y preciados somos para Cristo de acuerdo lo que él estuvo dispuesto a hacer por nosotros.
Muchos cristianos se sienten tentados a subestimarse demasiado. No estoy hablando en contra de la verdadera humildad, y mi palabra para ti es esta: Piensa de ti mismo de la manera más modesta que desees, pero recuerda siempre que nuestro Señor Jesucristo tuvo un concepto muy alto de ti, lo suficientemente alto como para entregarse a sí mismo en muerte y sacrificio por ti.
Si viene el diablo y te susurra al oído que tú no eres bueno, no discutas con él. En realidad, puedes admitirlo, pero luego recuérdale: «A pesar de todo lo que tú dices de mí, debo recordarte qué es lo que el Señor siente por mí. Él me dice que a sus ojos soy tan valioso que se entregó a sí mismo por mí en la cruz«
Por consiguiente, el valor se determina por el precio que se paga, y en nuestro caso, el precio que se pagó fue nuestro Señor, y el fin que el Salvador tenía en vista era redimirnos de toda iniquidad, y del poder y las consecuencias de la iniquidad.
Uno de los himnos de Wesley habla de la «doble cura» para el pecado. La ira de Dios en contra del pecado y el poder del mismo en la vida humana; ambos aspectos fueron solucionados cuando Cristo se entregó a sí mismo por nosotros. Nos redimió dándonos una doble cura.
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