Por: Charles Stanley.
Yo siempre estoy contigo; Tú me has tomado de la mano derecha. Con Tu consejo me guiarás, Y después me recibirás en gloria. SALMOS 73.23–24, NBLH
Puede que haya ocasiones en su vida cuando usted simplemente no pueda contarles a otros sus cargas. Quizás se deba a que tema preocupar a sus seres queridos; pueda sentirse avergonzado; o porque tal vez divulgar la información que oprime su corazón viole restricciones legales, de seguridad o estratégicas. Sea cual sea la razón, se siente aislado en su batalla.
En tales ocasiones, es importante que recuerde que nunca está verdaderamente solo una vez que Jesús es su Salvador. Usted está sellado en Él por medio de su Espíritu Santo que mora en su interior como garantía de su redención (Efesios 4.30). Y lo más maravilloso en cuanto a Dios es que Él sabe acerca de su situación incluso más que usted. Él es el único consejero que realmente necesita.
No se aísle del Padre celestial. Siéntese en su maravillosa presencia y permítale revelarse a sí mismo y a su profunda solución para toda necesidad que usted tenga. Él es, sin duda alguna, el compañero más sabio y digno de confianza que tendrá por siempre.
Señor Dios, gracias por nunca dejarme o abandonarme. Guíame por tu senda perfecta. Amén.
En su presencia… cultive una relación
personal íntima.
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¡Ah! Ni es cierto, yo sí estoy contigo.
Sin consejos, guías. Nos recibimos.
En absoluta y completa redención con Dios nuestro Señor. Augurando sabiduría, dignidad y gran confianza. Con él y en el. Dios Padre omnipotente.
Por siempre con él. menA