Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
Entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. ISAÍAS 58:14
Es raro el cristiano que de veras sabe cómo apreciar a Dios, sobre todo en su vida de oración.
Sin embargo, el libro de los Salmos y los evangelios están repletos de eso. Cristo lo hacía a menudo en presencia de sus discípulos y los apóstoles fueron modelo de ello a lo largo de su ministerio. No hay nada que conmueva con mayor gozo al corazón que cantar sobre la excelencia del Dios a quien servimos.
Me pregunto si será que no lo oímos tan a menudo porque somos estrictamente cristianos tipo San Nicolás. Miramos a Dios para armar el árbol de Navidad y para poner nuestros regalos debajo. Damos gracias a Dios por todos los dones que nos da, y debiéramos darle gracias. Es justo y apropiado hacerlo, pero se trata de un tipo de amor básico, elemental.
Como cristianos tenemos que ir más allá y entrar en la presencia de Dios, disfrutar de la infinita excelencia de Dios y admirarlo por lo que en verdad Él es. Este es el amor por la excelencia de Dios, cuando deseas permanecer en su presencia porque estás en presencia de la más completa e infinita excelencia.
¿Y qué podré yo darte a ti
A cambio de tan grande don?
Todo es pobre, todo ruin,
Toma ¡oh Dios! mi corazón.
ISAAC WATTS (1674-1748)
En tu precioso nombre, oh Dios, acudo a ti. Mi amor por ti me acerca a lo más profundo de tu corazón. Quiero simplemente maravillarme y deleitarme en tu presencia. Es lo único que quiero hacer. Amen.
Tomado de Mi búsqueda diaria – A.W. Tozer
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