Por: Charles Spurgeon.
Juan 1:12: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Creer nos trae el perdón y la justificación por medio de nuestro Señor Jesús; también nos trae la adopción, ya que está escrito «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1:12); además, la fe nos hace tomar conciencia de nuestra adopción liberándonos de la atadura de la ley «Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo» (Gálatas 3:25). Cuando gemíamos sintiendo el pecado y nos veíamos encerrados como en una prisión, temíamos que la ley pudiera castigarnos por nuestra iniquidad, y nuestra vida se amargaba por el temor.
Además, nos esforzábamos en nuestra manera autosuficiente de guardar esa ley, y esto nos llevaba a otra esclavitud que se hacía cada vez más dura conforme fracasábamos una y otra vez: pecábamos y tropezábamos cada vez más para confusión de nuestras almas. Pero ahora que la fe ha llegado vemos la ley cumplida en Cristo, y nos vemos justificados y aceptados en Él: esto convierte al esclavo en hijo, y la obligación en elección. Ahora nos deleitamos en la ley y, por el poder del Espíritu, caminamos en la santidad de la gloria de Dios.
Así es que, por creer en Cristo Jesús, escapamos de Moisés, el capataz, y vamos a Jesús, el salvador; dejamos de considerar a Dios como un Juez airado y lo vemos como nuestro amoroso Padre. El sistema de méritos y mandamientos, de castigos y temor, ha cedido ante la regla de la gracia, gratitud y amor, y este nuevo principio de gobierno es uno de los grandes privilegios del hijo de Dios.
–Charles Spurgeon (Del sermón «Adoption – The Spirit and The Cry» predicado el 22 de septiembre de 1878)