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Por: H. Wayne House

Este artículo forma parte de la serie «Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios«

Dios creó a los ángeles y a los seres humanos como seres distintos, y lo hizo en momentos diferentes del tiempo. Los ángeles no son los espíritus de los humanos que han muerto. Los ángeles no se vuelven humanos, ni los humanos ángeles. Las diferencias entre unos y otros se mantienen por toda la eternidad.

Ambos son seres creados, finitos y limitados, que dependen de Dios para la  perpetuación de su existencia. Ángeles y humanos son responsables ante Dios por sus actos, y están limitados en sus capacidades y posición (Mt. 24:36; Jn. 16:11; 1 Co. 6:3; He. 9:27). Ambos tienen una personalidad completa, que incluye un intelecto, una voluntad y unas emociones; y ambos pueden mantener una relación directa con Dios.

Pero los ángeles también son distintos de los humanos. Los ángeles tienen distintas naturalezas y un orden existencial diferentes (He. 2:5-7). Los ángeles son invisibles y no se casan ni procrean ni mueren (Mt. 22:28- 30; Lc. 20:36). Los ángeles son espíritu (He. 1:14), y no tienen cuerpos, ni razas ni género (aunque en sus apariciones ante los humanos se manifiesten con tales rasgos). Los humanos son tanto cuerpo como espíritu (Stg. 2:26).

Además, los  ángeles tienen una inteligencia, una fortaleza y una rapidez superiores a las humanas (2 P. 2:11). Es importante recordar las similitudes y las diferencias, sobre todo cuando pensamos en las representaciones de los ángeles en el arte, la cultura popular y diversos movimientos religiosos. ¡El sentimentalismo nunca debe usurpar el lugar de las Escrituras!

Fuente: Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios © 2013 por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501.


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