Por: Thomas Boston
Pon en práctica las instrucciones para tener contentamiento. Particularmente, considera a Dios como tu Dios en Cristo y ocúpate de creer que lo es. Llévalo al espacio de lo que sea que te falta o que te pesa por ser algo que te descontenta. Sin esto, todo lo demás es en vano. ¡El gozo de Dios puede llenar el más grande vacío en tu corazón! “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará deamor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof. 3:17).
Esfuérzate por ser humilde. La humildad nos muestra que realmente no valemos nada y protege al corazón contra el descontento (Gn. 32:10). Nos lleva a comprender que no somos nada y, por ende, a comprender el misterio de aquel texto: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts. 5:18). El que está convencido que merece la muerte no estará descontento si sólo es desterrado. Y el que cree que merece perder la presencia de Dios para siempre no se quejará de sus pérdidas temporales.
No te obsesiones con tus cruces, pues eso no hace más que causar y alimentar el descontento (Sal. 39:3)… Enfoca tu vista en las bendiciones que ya disfrutas y sé agradecido.
Cumple con fidelidad tus deberes religiosos. Ponte a menudo de rodillas y abre tu corazón ante el Señor. Cuéntale todas tus [necesidades]. Hacer esto dio a Ana un dulce contentamiento (1 S. 1:18). Recurre con frecuencia a tu Biblia y escucha las buenas nuevas… Hay allí manantiales de consolación que no notas hasta que participes en aquello para lo cual fueron puestas allí.
Ponle freno al descontento en cuanto asoma su cabeza. Córtalo de raíz porque es un fuego que cobra fuerza al extenderse… El descontento es contender con Dios y es como soltar el agua que, por más pequeño sea el chorrito al comienzo, crece hasta alcanzar un tamaño monstruoso si no se controla [a tiempo].
Por último, vive por fe. Es el mejor resguardo contra el descontento. La fe afirma el alma en toda circunstancia en las promesas [y] ofrece una vista favorable de todas las cruces y aflicciones que tienden al bien de la persona. La [fe] confía en gran medida en cosas que no ha visto y, por ello, reduce la preocupación por las cosas del mundo. En suma, la [fe] encuentra en Dios todo lo que necesita. Esto arrasa con el descontento.
Tomado de Del Décimo Mandamiento (Of the Tenth Commendment) en Las obras completas de Thomas Boston (The Complete Works of Thomas Boston), Tomo 2, Tentmaker Publications, www.tentmakerpublications.com.
* Thomas Boston (1676-1732): Pastor y teólogo presbiteriano escocés. Nacido en Duns,
Berwickshire.