Por: J. C. Ryle
Lucas 1:8-12: 8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
Dios anunció el nacimiento de Juan Bautista por medio de un ángel. Sin duda, el ministerio de los ángeles es un tema profundo. El momento alrededor de la encarnación de nuestro Señor y su entrada en el mundo es cuando leemos más acerca de apariciones de ángeles. El significado de esto está bastante claro. La intención era enseñar a la iglesia que el Mesías no era un ángel, sino el Señor de los ángeles, así como es el Señor de los hombres.
Hay algo acerca de los ángeles que nunca hemos de olvidar. Los ángeles tienen un profundo interés en la obra de Cristo y la salvación que Él provee. Cantaron sublimes alabanzas cuando el Hijo de Dios vino a hacer la paz entre Dios y los hombres por medio de su sangre. Se regocijan cuando los pecadores se arrepienten. Se deleitan en ministrar a aquellos que serán herederos de la salvación. Esforcémonos por ser como ellos mientras estamos en la tierra, por tener su mentalidad y compartir sus motivos de alegría.
La aparición de un ángel produjo un marcado efecto en la mente de Zacarías. La experiencia de este hombre justo concuerda con exactitud con las de otros santos que vieron visiones de cosas pertenecientes a otro mundo (Éxodo 3:6, Daniel 10:7-9, Mateo 28:8, Apocalipsis 1:17). Todos temblaron y tuvieron temor.
¿Cómo hemos de considerar este temor? Surge de un sentimiento interior de debilidad, culpa y corrupción. La visión de un habitante del cielo nos fuerza a recordar nuestra propia imperfección y nuestra falta de adecuación natural para estar ante Dios. Si los ángeles son tan formidables y terribles, ¿Cómo será el Señor de los ángeles?
Bendigamos a Dios porque tenemos un poderoso mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre. Creyendo en Él, podemos acercarnos a Dios confiadamente y mirar hacia el día del juicio sin temor. No obstante, temblemos cuando pensemos en el terror de los impíos en ese último día.