Por: John Piper
Escribo este libro (Asombrados por Dios) para construir en nuestras vidas una visión de Dios que no nos falle cuando vengan los peo res momentos; me refiero a las épocas realmente malas. Tiempos terribles. ¿Quién está preparado para enfrentarse a la agonía que se acerca?
Nuestros servicios de adoración y nuestra predicación a menudo lo que hacen es consentirnos; nos miman. No me opongo a que haya amigos que nos ayuden con las frustraciones diarias que nos hacen infelices. Hay mucha sabiduría proverbial en la Biblia que apoya tal enfoque. Es algo bueno; de hecho, el amor hace exactamente eso. Yo también necesito esa ayuda, y hay un tiempo para todas las cosas bajo el cielo, incluso para consentir. Pero con toda seguridad la predicación de la Palabra de Dios debe apuntar a un objetivo mucho más grande que ese. quiero
Vienen cataclismos globales y catástrofes personales. Digo esto no como alguien que levanta su dedo para sentir el viento, sino con mi dedo en la Biblia. «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos, en el reino de Dios», Hechos 14:22. «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán», Juan 15:20. «porque vosotros mismos sabéis que para les tas aflicciones] estamos puestos», 1 Tesalonicenses 3:3 «Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución», 2 Timoteo 3:12. Nosotros somos «coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él», Romanos 8:17. Y «No sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo», Romanos 8:23.
«VUESTRO HERMANO, Y COPARTÍCIPE VUES TRO EN LA TRIBULACIÓN»
Sé que los tiempos no son fáciles porque he pastoreado a muchísimos cristianos que, en los mejores momentos de su vida, han tenido que enfrentarse a la experiencia de la muerte. Pero vienen tiempos difíciles; se acercan tiempos como en el pasado, momentos en los que volveremos a hablar como lo hizo Juan en la isla de Patmos. Nos escribiremos, y sin hacer melodramas, firmaremos nuestras cartas con la frase: «vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo», Apocalipsis 1:9. Hay pocas personas que escriben de esa forma ahora en Occidente, pero llegará el momento en que lo haremos.
Vienen tiempos, como sucedió en los días del pasado, cuando los pastores le dirán una vez más al rebaño: «No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida», Apocalipsis 2:10. Me siento profundamente agradecido por la consejería cristiana que mejora mi matrimonio; pero además necesito a un pastor que me diga: «Es probable que el diablo te mate; pero no hay problema. Jesús te dará la corona de vida».