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Por: Paul Washer

Las Escrituras nos enseñan que Dios no solamente es el creador de los cielos y la tierra, sino que también es su sustentador. Nada de lo que existe, existiría separado de Él. Si Él se alejara de su creación aun por un momento, todo perecería. Nosotros le debemos cada respiro y movimiento. Cada ser, desde el más poderoso arcángel hasta el más pequeño gusano, vive en absoluta dependencia de Dios.

Tanto el hombre que se inclina en humilde adoración como el que alza su puño en desafío a Dios, tienen esto en común: ambos viven, respiran y se mueven por Su gracia y poder sustentador. Existen porque Él los hizo, respiran porque les da aliento. Si Él les diera la espalda, se convertirían en polvo.

Fragmentos extraídos del Libro “Conociendo al Dios vivo” pág. 176

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