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Por: Teología Sana.

En el libro de los Salmos encontramos varios textos que pueden ayudarnos a orar en momentos de angustia y enfermedad. ¡Oremos y confiemos! El Dios todopoderoso está con nosotros en medio de cualquier situación. Él nos escucha y obrará de acuerdo con Su voluntad.

Salmo 34:6

Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias.
(Salmo 34:6)

Salmo 34:17-19

Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas.
(Salmo 34:17-19)

Salmo 38:5-9, 15

Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran. Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado. Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo. Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado. Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.

Yo, Señor, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.
(Salmo 38:5-9, 15)

Salmo 39:4-6a

Hazme saber, Señor, el límite de mis días, y el tiempo que me queda por vivir; hazme saber lo efímero que soy. Muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah
Es un suspiro que se pierde entre las sombras.
(Salmo 39:4-6a)

Salmo 41:1-4

Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios. El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor. Yo he dicho: «Señor, compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado».
(Salmo 41:1-4)

Salmo 68:19-20

Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah
Nuestro Dios es un Dios que salva; el Señor Soberano nos libra de la muerte.
(Salmo 68:19-20)

Salmo 73:26

Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.
(Salmo 73:26)

Salmo 88:1-4, 9b

Señor, Dios de mi salvación, día y noche clamo en presencia tuya. Que llegue ante ti mi oración; dígnate escuchar mi súplica. Tan colmado estoy de calamidades que mi vida está al borde del sepulcro. Ya me cuentan entre los que bajan a la fosa; parezco un guerrero desvalido.

Yo, Señor, te invoco cada día, y hacia ti extiendo las manos.
(Salmo 88:1-4, 9b)

Salmo 91:1-6

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío». Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.
(Salmo 91:1-6)

Salmo 91:9-11

Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
(Salmo 91:9-11)

Salmo 103:1-5

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.
(Salmo 103:1-5)

Salmo 107:19-21

En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro.
¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres!
(Salmo 107:19-21)

Salmo 121:5-8

El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
(Salmo 121:5-8)

Salmo 143:1

Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme.
(Salmo 143:1)

Salmo 143:6-8

Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah
Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa. Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.
(Salmo 143:6-8)

Salmo 146:1-2, 8

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba, alma mía, al Señor. Alabaré al Señor toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios.
El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los agobiados, el Señor ama a los justos.
(Salmo 146:1-2, 8)

Salmo 147:3

(El Señor) restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas.
(Salmo 147:3)

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