Por: Martyn Lloyd Jones
Dios, a quien yo le preocupaba lo suficiente como para enviar a su Hijo a morir por mí en la Cruz del Calvario, no me dejará en la estacada cuando deba enfrentarme a alguna dificultad o tentación.
¡Querido amigo, no tienes nada que temer! Perteneces a Aquel de quien se nos dice que le ha sido entregada toda potestad sobre toda carne. Estás en manos del Señor Jesucristo, solo hace falta que comprendas eso, y Él controla todo. Controla a todos los seres humanos, todos los acontecimientos de la Naturaleza, controla hasta el diablo mismo. ¡Toda potestad le ha sido dada; tronos, dominios, principados y potestades están sujetos a Él, por lo que no has de temer jamás!
Tú y yo solo tenemos que comprender que nos encontramos en esas poderosas manos, que ese fuerte brazo está por nosotros, que toda carne se encuentra bajo su potestad, y que le ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la Tierra.
Cuando te encuentres confuso, afligido y acorralado, y cuando todo parezca estar en tu contra y desesperes, en tu oración, antes de pronunciar una sola palabra, tan solo recuérdate a ti mismo su poder y su autoridad: “Le has dado potestad sobre toda carne […]”. El que te ha formado tiene ese poder y, por tanto, al estar salvaguardado por Él, ¿por qué habrías de temer a hombre, bestia, o poder de la naturaleza o el Infierno? Simplemente confía en Él; te ha amado de tal manera que murió por ti, y su poder sobre ti es indiscutible.
Fragmentos tomados del libro “Vida en el Espíritu” pág. 59 -60