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Por John MacArthur

(Apocalipsis 3)

Del Comentario

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de Mi Padre, y delante de Sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Apocalipsis 3:5-6)

Cristo promete además a cada verdadero cristiano que Él no borrará su nombre del libro de la vida, sino que confesaría su nombre delante del Padre y delante de Sus ángeles. Increíblemente, aunque el texto dice todo lo contrario, algunas personas suponen que este versículo enseña que puede borrarse el nombre de un cristiano del libro de la vida. De esta manera, ellos neciamente cambian una promesa en una amenaza. Éxodo 32:33, señalan algunos, apoya la idea de que Dios puede quitar el nombre de alguien del libro de la vida. En ese pasaje, el Señor le dice a Moisés que “al que pecare contra mí, a este raeré Yo de mi libra”. Sin embargo, no hay contradicción alguna entre ese pasaje y la promesa de Cristo en Apocalipsis 3:5. El libro mencionado en Éxodo 32:33 no es el libro de la vida descrito aquí, en Filipenses 4:3 y después en Apocalipsis (13:8; 17:8; 20:12,15; 21:27), sino que se refiere al libro donde está el registro de los que están vivos (cp. Sal. 69:28). La amenaza entonces no es la condenación al castigo eterno, sino la muerte física.

En la época de Juan, los gobernantes tenían un registro de los ciudadanos de una ciudad. Si alguno moría o cometía un grave delito, se borraba su nombre de ese registro. Cristo, el Rey del cielo, promete que nunca borrará el nombre de un verdadero cristiano del libro de aquellos cuyos nombres estaban “escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (13:8). Por el contrario, Cristo confesará el nombre de cada creyente delante de Dios el Padre y delante de Sus ángeles. El confirmará que le pertenecen. Aquí Cristo confirma la promesa que hizo durante Su ministerio terrenal: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, Yo también le confesaré delante de Mi Padre que está en los cielos” (Mt. 10:32). La consoladora verdad de que la salvación de los verdaderos cristianos es eternamente segura, es la inequívoca enseñanza de la Biblia. En ningún otro lugar se declara esta verdad más firmemente que en Romanos 8:28-39:

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? ¿Si Dios es por nosotros, quién contra nosotros? El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

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2 comentarios en «¿Puede un hijo de Dios ser borrado del libro de la vida? – John MacArthur»
  1. Un muerto no desea a Cristo, tampoco desea que otros sean salvos, desea que los que están inscritos en el libro de la vida sean borrados, desea que los santos no sean santos.
    Y le manda decir el señor Jesucristo al encargado de la iglesia en Sardis:
    TIENES NOMBRE DE QUE VIVES Y ESTÁS MUERTO.
    Éste hombre no amaba a Jesucristo, ni a la iglesia, odiaba la vida eterna que tenían aquellos de su iglesia que si eran dignos de el Señor, y es muy probable que deseara que sus nombres no estuvieran escritos en el libro de la vida, por está razón Jesucristo le dice:
    Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
    Apocalipsis 3:4-5

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