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Por: John MacArthur

¿Qué vida, destino e impacto en el mundo de un niño puede ser descrito específicamente y con precisión antes de que el niño haya sido concebido? ¿Qué niño ha tenido todos los detalles de su naturaleza, carácter, vida y logros claramente establecidos antes de nacer?

Humanamente hablando, esto es imposible. Pero, en ocasiones, Dios decide revelar la historia de una vida antes de que se haya vivido, y antes de que un niño nazca, y a veces, antes de que sea concebido.

Esto es exactamente lo que ocurre en el primer capítulo de Lucas.

A medida que se desarrolla el relato evangélico, se revela la intervención del cielo a gran escala. El escenario es simple pero sobrenatural. Por primera vez en 400 años, Dios habla. Los milagros comienzan a suceder. Al iniciarse el Nuevo Testamento, se produce una oleada de actividad sobrenatural, que comienza con la entrega de profecías sobre personas que aún no han nacido ni han sido concebidas.

En otras palabras, la historia comienza con Dios comunicando cosas que sólo Dios podía saber.

En primer lugar, el ángel Gabriel se dirige a un hombre llamado Zacarías, diciéndole que va a tener un hijo, aunque él y su esposa Isabel ya han pasado la edad fértil. Isabel había sido estéril toda su vida, pero Gabriel le dice a Zacarías que van a tener un hijo llamado Juan. Y en Lucas 1:15-17, describe a este futuro niño:

porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto..

Se trata de una descripción extraordinaria y sobrenatural de una vida aún no vivida. Milagrosamente, Zacarías e Isabel concebirían un hijo que cumpliría esta profecía.

Luego, cuando Isabel está embarazada de seis meses, Gabriel se aparece de nuevo. Vuelve con otra profecía sobre otro niño asombroso que va a nacer. Llega a la región de Galilea, a una ciudad llamada Nazaret, y a la casa de María, una virgen comprometida con un hombre llamado José. Y Gabriel dice,

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:30-33)

Aquí también hay una notable revelación de Dios sobre un niño que aún no ha sido concebido. Estas son las palabras más sorprendentes que jamás se hayan dirigido a una mujer: aunque María es virgen, tendrá un hijo. Y este niño será «grande».

¿Qué quiso decir Gabriel con «grande»? Bueno, la palabra podría significar ilustre, noble, eminente, magnífico o distinguido. Pero en el caso de este niño, el significado es probablemente más cercano a «glorioso».

La grandeza de Jesús se desplegó mientras vivía su vida. Sus enseñanzas no se parecían a ninguna otra que se hubiera escuchado antes. «Nunca un hombre ha hablado como éste», dijeron (Juan 7:46). Ningún hombre tuvo jamás la perspicacia, el conocimiento divino, la verdad de Dios en el grado en que lo hizo este hombre.

Sus milagros atestiguaban su gloriosa grandeza. Hizo un milagro tras otro. Resucitó a los muertos, dio de comer a las multitudes y caminó sobre el agua. Desterró la enfermedad. Y no sólo eso: tenía total autoridad sobre el reino de las tinieblas y expulsaba a los demonios a voluntad.

Y el mayor de todos sus milagros fue que Él mismo resucitó de entre los muertos. Él, con su propio poder, rompió los lazos de la muerte y salió vivo.

Este fue el niño más grande que jamás haya nacido. Y nació en las circunstancias más humildes, en un pueblo anodino, de una mujer desconocida.

Entonces, ¿qué es lo que hizo a este niño tan grande? Esta es la pregunta que examinaremos en futuras entradas.

Este post se basa en un sermón que el Dr. MacArthur predicó en 1998, titulado «El Niño Más Grande Jamás Nacido».

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