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Por:  Joseph Scheumann

La doctrina de la ira de Dios esta pasando por tiempos difíciles. En el mundo de hoy cualquier concepto de la ira de Dios molesta nuestros sentimientos modernos. Es demasiado desconcertante, demasiado intolerante.

Vivimos tiempos en los que nos hemos hecho jueces, y el carácter de Dios está en juicio. “¿Cómo puede el infierno ser justo?” “¿Por qué Dios manda a los israelitas a destruir a los cananeos?” “¿Por qué Dios parece estar tan enojado todo el tiempo?”

El hecho de que tantas personas luchen con estas preguntas, y muchas otras, significa que más que nunca se necesita un entendimiento correcto sobre la doctrina de la ira de Dios. Es necesario para motivar la vida cristiana, combustible para una verdadera adoración y como una caja de herramientas que nos ayuda a confrontar las objeciones al cristianismo.

Aquí hay cinco verdades bíblicas acerca de la ira de Dios:

1. La ira de Dios es justa.

Se ha hecho común para muchos argumentar que el Dios del Antiguo Testamento es un monstruo moral que de ninguna manera es digno de adoración.

Sin embargo, los autores bíblicos no tienen ese problema. De hecho, se dice que la ira de Dios esta en perfecta armonía con la justicia de Dios. Pablo escribe: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2: 5). La ira de Dios, entonces, está en proporción a la pecaminosidad humana.

Del mismo modo, Proverbios 24:12  dice: “Si dices: Mira, no sabíamos esto ¿No lo tiene en cuenta el que sondea los corazones? ¿No lo sabe el que guarda tu alma? ¿No dará a cada hombre según su obra?”

J.I. Packer lo resume así: “La ira de Dios en la Biblia nunca es la cosa caprichosa, indulgente, irritable, moralmente innoble que la ira humana es tan a menudo. Es, en cambio, una  correcta y necesaria reacción ante el mal moral objetivo ” [ Knowing God (Conociendo a Dios) , 151].

2. La ira de Dios es para ser temida.

La ira de Dios es para ser temida porque todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). La ira de Dios es para ser temida porque separados de Cristo somos pecadores condenados justamente (Romanos 5: 1). La ira de Dios es para ser temida porque él es lo suficientemente poderoso como para cumplir lo que promete (Jeremías 32:17). La ira de Dios es para ser temida porque Dios promete castigo eterno a los que están separados de Cristo (Mateo 25:46).

3. La ira de Dios es consistente en el Antiguo y Nuevo Testamento.

Es común pensar en el Dios del Antiguo Testamento como malvado, duro y lleno de ira, y el Dios del Nuevo Testamento como amable, paciente y amoroso. Ninguno de estos retratos es representativo de la enseñanza de las Escrituras sobre la ira de Dios.

Encontramos muchísimas temerosas descripciones sobre la ira de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Estos son algunos ejemplos:

He aquí, la tempestad del Señor con furor ha salido; una tempestad devastadora descargará sobre la cabeza de los malvados”. (Jeremías 30:23)

Dios celoso y vengador es el Señor; vengador es el Señor e irascible. El Señor se venga de sus adversarios, y guarda rencor a sus enemigos. (Nahum 1: 2)

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad. (Romanos 1:18)

De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. (Apocalipsis 19:15)

4. La ira de Dios es el amor en acción contra el pecado.

Esto es contra el sentido común, pero escúchame.

Dios es amor, y Dios hace todas las cosas para su gloria ( 1 Juan 4: 8 ; Romanos 11:36 ). Él ama su gloria por encima de todo ( ¡y eso es algo bueno! ). Por lo tanto, Dios gobierna el mundo de tal manera que trae si mismo la máxima gloria. Esto significa que Dios debe actuar con justicia y juzgar el pecado (es decir, responder con ira), de lo contrario Dios no sería Dios. El amor de Dios por su gloria motiva su ira contra el pecado.

Es cierto que el amor de Dios por su propia gloria es para muchos la más dura realidad y no son buenas noticias para los pecadores. Después de todo, ” ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31).

5. La ira de Dios está satisfecha en Cristo.

Aquí tenemos la mejor noticia de todas: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Gracias a Cristo, Dios puede acertadamente llamar a los pecadores justificados (Romanos 3:26). Dios ha hecho lo que no podíamos hacer, y  ha hecho lo que no merecíamos. Charles Wesley se regocijó con razón en esta buena noticia:

¿Cómo puede ser que yo gane
una recompensa en la sangre del Salvador?
¡Él muriendo por mí, por aquél que causó su dolor!
Por mí, quien lo llevó a la muerte
Amor increíble, ¿Cómo puede ser
que Tú mi Dios murieras por mí?

Una publicación de DesiringGod.org 

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