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Por: Charles Spurgeon

Si el fin del pecador es tan terrible, ¡cuán agradecidos debemos estar si hemos sido arrancados de esas devoradoras llamas! Hermanos y hermanas, ¿qué había en nosotros para que Dios tuviera misericordia de nosotros? ¿Podríamos atribuir el hecho de que hemos sido lavados del pecado en la sangre de Jesús, y conducidos a elegir la ruta de la justicia —podríamos atribuir esto a cualquier otra cosa que no sea la gracia— a la libre, generosa y soberana gracia?

Vamos, entonces, mezclemos con nuestras lágrimas por otros, una gozosa gratitud para con Dios por ese eterno amor que ha librado a nuestras almas de la muerte, a nuestros ojos de las lágrimas, y a nuestros pies de caer. Por encima de todo, valoremos los sufrimientos de Cristo más allá de todo costo. Oh, bendita cruz, que nos ha arrebatado del infierno. Oh, amadas heridas, que se han convertido en puertas del cielo para nosotros.

¿Podríamos rechazar amar a ese Hijo del hombre, a ese Hijo de Dios? ¿No nos entregaremos renovadamente a Él hoy, al pie de Su amada cruz, y no le pediremos que nos otorgue más gracia para que podamos vivir más para Su honra, y que gastemos de lo nuestro y aun nosotros mismos nos gastemos del todo en Su servicio? Salvado del infierno, tengo que amarte, Jesús, y mientras duren la vida y el ser, tengo que vivir y estar preparado a morir por Ti.

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Un comentario en «Salvados del infierno – Charles Spurgeon»
  1. Buenos días, para mi, le Agradezco al Señor Jesucristo, el haber tenido la bendición de estar en contacto con Ustedes. Gracias por sus artículos teológicos tan centrados en la Sana Teológicos.

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