El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día. Génesis 48:15
¡Qué grandes favores temporales hemos recibido! Cada día vemos una nueva oleada de misericordia viniendo. Las alas de la misericordia nos han cubierto; el pecho de la misericordia nos ha alimentado. ¡Qué lazos nos ha roto! ¡Qué temores nos ha derrumbado! Él ha tenido tal cuidado por nosotros como nadie más. Nunca fue la nube de la providencia tan negra, de modo que no pudiéramos ver un arcoíris de amor en la nube. ¡Ciertamente podemos nadar en un océano de misericordia! ¿No deberíamos ser agradecidos por todo esto?
Considerar qué grandes bendiciones espirituales nos ha otorgado Dios nos hace poner otra cuerda en el instrumento de nuestra alabanza, y hacer que suene más fuerte. Él ha abierto el armario del cielo y nos ha sacado una mejor prenda que la de los ángeles. Él nos ha dado la mejor vestidura, y nos ha puesto el anillo de la fe con el fin de que nos casemos con Él. Estas son misericordias de primera magnitud que merecen ser destacadas. Además, que ¡Dios guarda el mejor vino hasta el final!
Aquí en la tierra Él nos da misericordias temporales solo en pequeñas cantidades; pero las mejores cosas están almacenadas en cielo. Aquí en la tierra hay algunas gotas de miel y anticipos del amor de Dios; los ríos de deleites son reservado para el paraíso. Bien podemos tomar el arpa y violín y cantar alabanzas a Dios. ¡Quién puede pisar estas brasas del amor de Dios sin que su corazón no arda en agradecimiento!
Sobre el autor: Predicador Puritano inglés, del que se ignora su genealogía y la fecha de su nacimiento. Estudió con ahínco en el Emmanuel College de la Universidad de Cambridge, llamada la “Escuela de los Santos”, porque allí recibió su educación universitaria un número elevado de los llamados Puritanos, o teólogos evangélicos reformados del siglo XVII
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